De SENDEROS EN DESTELLO (2004)


MI NOMBRE / TU NOMBRE, ES MISTERIO
SUS HUELLAS

Me tejiste en el vientre de mi madre
me entretejiste en lo profundo de la tierra,
mis primeros caminos de la infancia
habitaron tu sombra refrescante
y tu abrazo seguro.
Los sueños juveniles se poblaron de rostros y demandas
de posibles caricias y múltiples deseos.
En medio de mis ansias,
mis ires y venires,
el rostro de Jesús mostró a mi piel
el dolor que habitaba los rincones del mundo
y fue así una llamada a mi mirar sensible,
a mi alma intranquila que buscaba parajes y remansos.
Los sueños juveniles
más llenos de inquietudes, sedientos de llamadas,
acallaron el rostro de Jesús
y en mis caminos
perdí el frescor de tu segura sombra,
perdí el amor que habitaba
los cauces de mis venas,
mi corazón, mi arteria.
Después de algunas olas
y tumbos y sin rumbos,
regresaste a mi vida
(me entretejiste en lo profundo de la tierra...)
y desde ella,
Jesús de Nazaret
copó tu rostro,
su vida y su palabra
llenaron los resquicios de mis horas.
Sin embargo,
volvieron desde el fondo
(adormecidas)
mis angustias, mis miedos, mis preguntas
mis deseos errantes...
soñé con escapar a tu mirada
luché con el combate de mi cuerpo
luché con la escalera y el ángel de jacob,
y en medio de ese limbo
se acumuló el pesar y el sinsentido.
Me escondí de tu rostro
tu mano se hizo bruma entre las sombras.
Volviste en el dolor,
en el desgarro
volviste en el rugir de una corriente
volviste en el silencio de una selva,
volviste en el abismo en soledad,
volviste en la amargura de una noche,
volviste en el pavor.
Tu rostro problemático
tu rostro inacabado
tu rostro inaccesible...
tu rostro.
(Me entretejiste en lo profundo de la selva...
al pie de una montaña).
Poco a poco
en las tardes de mi barrio
en mis noches de insomnio
en las calles de mi ciudad – pregunta,
volviste en la figura de una madre,
volviste en la mujer,
en el sentir, el corazón que ama...
Los ojos de Jesús de Nazaret, su mirada inquietante
se mostraron
con manos amigables,
con manos de ternura
que acogen y serenan
que silencian,
que calman
que dan vida.

YO - TÚ - ÉL

1.
Tu nombre
misterioso
impronunciable
se llegó hasta mi verso
y llenó de preguntas
mis espacios.
Tu luz cegó mis ojos
tu presencia inundó mi soledad
tu ser hirió mi cuerpo.
Una herida sangrante
permanente.
Una pregunta
que no tuvo respuesta.
Una pregunta
que azotó mis caminos en la noche,
un clamor de agonía
entre mis sábanas
y en el amanecer cada mañana.
2.
En el rincón del cuarto
y al caer de la tarde,
en la clara mañana
y en el trajín del barrio,
en el ir y venir
entre clases y libros y demandas,
mi corazón te busca
te presencia
te espera...
mi corazón, mi cuerpo, te desean.
3.
Tiende tu mano
y llega hasta mi herida,
que tu luz, tu palabra, tu mirada
cobijen los temores de mi noche.
Saca de lo profundo de mi barro
los deseos que aprisionan mi cuerpo.
Muestra tu rostro amigo,
a mi ciudad
a las calles de hermanas caminantes.
Muestra tu amor en cada luna
a todas las mujeres que habitan este cosmos.
4.
Te pido estés conmigo
Jesús de Nazaret
Dios escondido,
Sabiduría hecha carne,
Palabra en nuestra tienda.
Ven a correr mis días
andando sus caminos
jugando mis jardines.
Ven a poblar mis noches
y a habitar mis fantasmas,
ven a habitar mi soledad por dentro.
5.
He caminado junto a Ti mis días
he reposado junto a Ti mis noches.
Y en el pecado de mi habitación
en lo profundo de mis oscuridades,
el llanto me ha surcado
el corazón de carne de mi piel.
En el amanecer y en mis vigilias
te he visto
te he sentido
te he amado
he huido de tus ojos y tus manos...
me has amado,
he llorado por ti.
Mi carne rota
quiere seguirte fiel.
6.
En mitad del camino de la vida
enfermó el corazón
y la rutina se apoderó del lecho de mi amor.
Pero tu voz
Maestro galileo
se susurra en mi noche
y acaricia el silencio en la mañana.
Tu mano cálida
calma mi sed y el hambre de mi cuerpo
serena el caminar de mis pisadas
pospone mis preguntas.
Tu mirada
me invita al otro lado
y me abre un horizonte
de mañanas distintas
y esperanzas abiertas.

EL MUNDO CON TUS MANOS

Para que tú hagas el mundo con tus manos
yo te entrego
el sabor de mis angustias.
Para que tú hagas el mundo con tus manos
yo miro al horizonte
sin preguntas.
Para que tú hagas el mundo con tus manos
una mamá en la cuna está en silencio.
Para que tú hagas el mundo con tus manos
las hojas de la vera
crecen lentas.
El corazón de la mujer y el hombre
son una ruta abierta, luminosa
oscura...
soleada...
poblada de sentires y preguntas,
poblada de la música y el susurro de un río.

EN MITAD DE LA NOCHE

Tantas, tantas preguntas,
la tragedia
que azota el corredor de la esperanza
la muerte que nos ronda,
la sangre colombiana que se agolpa en mis ojos
y sentires...
la tragedia del hombre que se pierde
la tragedia de la mujer que sufre...
tantas, tantas preguntas
Y TÚ que no respondes.
Y TÚ que en el silencio de las horas
y en el dolor de las mañanas
te escondes y te callas,
te encoges en el viento dolorido.

CIERRO MIS OJOS

Cierro mis ojos
y siento en mí tu vida
tu vida que transita
por el mundo y la historia
tu vida que me habita
tu vida entre las yemas de mis dedos
tu vida entre mis manos.
Tu vida entre la entraña de la tierra
                           y el cosmos.
Cierro mis ojos
y el corazón doliente
de nuestro mundo herido
respira entre las hojas del almendro
y aroma entre las flores
y habita en mis sentires.
Eres tú
que me invade
que explosiona mi ser
y abre mis diques.
Te siento entre las aguas y su música
entre el césped
que succiona mi cuerpo
y desde el árbol
que se enreda en mis venas
                         y sangre de mujer.
Cierro mis ojos
para que pases a través de mi piel
y mis nostalgias.
Cierro mis ojos
me duerme tu ternura.

DIOS EN CARNE DE MUJER

Ha nacido una niña!
en medio de la noche
y el frío.
Ha nacido una niña!
mensajera de Dios
para la paz,
vasija de ternura
portadora de amor.
Sus manos de caricia
sanarán las heridas
recogerán el camino maltrecho.
Su cuerpo de mujer
parirá la esperanza.
Ha nacido una niña,
la sonrisa de Dios
para nosotras.

GENEALOGÍAS FEMENINAS
DOS DE DICIEMBRE

1.
Te fuiste
cuando la noche anunció su intemperie
te fuiste
en el silencio de tu mirada honda
te fuiste
con el asombro de mis cansados ojos
te fuiste,
no alcanzó nuestra mano a detenerte,
te fuiste,
y las caricias se quedaron huérfanas.
Una noche sin luz
se llevó tu armonía
y tajó tus recuerdos
recogió las vigilias
de tus últimas rutas
recogió y ordenó
los senderos amigos
de la tierra,
que te acunó de nuevo en esa hora.
2.
Y en tu lecho de muerte
la hermandad se hizo vida
y la sangre del amor primigenio
lavó los rostros del dolor
       y los pies del camino.
Y la sangre del amor primigenio
apoyó los cayados para el tránsito.
La luz de un horizonte en lejanía
purificó lo oscuro de esa noche
y recogió las lágrimas
acunando los brazos,
bendiciendo el abrazo
que se llevó tu cuerpo
hasta esa puerta
cerrada en las entrañas de la vida.
La Buitrera, Diciembre de 2003

LA BUITRERA

Tus plantitas de niña
acarician el pasto
y recibe tu ser
esa fuerza primera de la tierra
las fuerzas milenarias de Demeter
que energizan el mundo,
la vida de esos lares
que empapará tu cuerpo para siempre
desde el dos de diciembre.
Tus ojitos de niña
miran hacia la luna que sale en la montaña
y que guiará sentires de mujer en tus pasos.
La Buitrera
tus caminos de amor adolescente,
la quebrada
el caballo,
la raíz y las flores del jardín,
el trino de los pájaros
el vuelo alegre de las mariposas,
llamándote al encuentro con la vida
a las rutas lejanas,
al camino aún ignoto
que signará tus huellas
y el verdor de tus ojos.
La Buitrera
simiente de los años,
reposo en las batallas del guerrero,
esperanza de los amaneceres por venir.
La Buitrera,
camino hacia la entraña misma de la tierra,
comunión con la historia,
con el ser,
tus rutas de mujer
buscan la raíz escondida y el agua que se fue
deseos al camino en la montaña,
tus plantas de mujer reconcilian sus horas de domingo.
Cali, Enero de 2004

DE VARIA INVENCIÓN. MÍNIMA ANTOLOGÍA PERSONAL
LA CALLE EN  BUENOS AIRES

Cuando el amor regresa cada noche
del vientre de neón y de ciudad
me desvela las sábanas del sueño.
Regresa con la fuerza de un corazón que ruge,
en medio de los faros, los anuncios
y el café de la esquina.
Su color almendrado,
su piel morena y dura.
Ese cuerpo fantasma
que me habita en las sombras
regresa agazapado
y es bebida licor de dulce nardo.

AUTORRETRATO

Primero
ensoñadora
ensoñando, ensoñándome.
La mañana en la orilla vecina
y los ojos perdidos
en un lugar inmenso, en un país ignoto.
Los días por venir
colores/arco iris.
El espejo dorado
camino hacia otras rutas,
el príncipe y un cuerpo
–la piel morena y dura, su color almendrado–
y los ojos perdidos en un mañana abierto.
Más tarde otro sendero
me trajo de improviso
preguntas y respuestas,
algún frágil prestigio de papel,
sonrisas glamorosas
abrazos lejanísimos…
dolores que se acercan.
Algún tiempo después,
la hora quieta
los ojos en las manos
y una puerta cercana
que anuncia los finales

No hay comentarios:

Publicar un comentario