Artículos sobre sus obras

LA ESCRITURA ENSAYÍSTICA DE CARMIÑA NAVIA VELASCO
Et ce dire n'est pas plus <homme>que <femme>,il ne se généralisepas, il est spécifique et incomparable;et, comme tel, seulement, une innovation,un apport éventuel à une civilization lucide et consciente de ses contraintes sans nouveaux totalitarismes", (1)
Julia Kristeva.                                                        

El metódico y sostenido trabajo investigativo de Carmiña Navia Velasco -en los campos literario y cultural- se formaliza, primero, en los años ochenta, con la publicación de los libros Mario Benedetti: Una aproximación crítica,1983; Judith, relato feminista en la Biblia, 1988; y La carta de Santiago, 1989; (2) y, en  los noventa con La mujer protagonista en la narrativa colombiana,  1992;  El Dios que nos revelan las mujeres, 1998; y La nueva Jerusalén femenina, 1999.

La mujer protagonista en la narrativa colombiana, (3) volumen  sobre el cual haremos referencia de manera inicial, tiene como objeto de estudio un significativo conjunto -tradicional a la vez que novedoso- de obras narrativas de los siglos XIX y XX en Colombia, y como contextos histórico, sociocultural y literario, las sociedades colombiana y latinoamericanas.

Las discursividades de los campos (4) literario e historiográfico son abordadas aquí en una perspectiva dialógica -dialógica y crítica, como se verá-, ello, en la medida en que tanto en el siglo XIX de la Independencia y la República como en el siglo XX de nuestra "modernidad tardía", (5) se establecerían entre dichas discursividades ciertos tipos de relaciones y determinaciones de poder patriarcal y/o masculino -transtextuales e intertextuales, enunciativas y narrativas, en y a través de sujetos históricos específicos en su lenguaje literario -vis-à-vis de los procesos sociales de la mujer colombiana y latinoamericana y la construcción ficcional de personajes femeninos en nuestras literaturas.

En efecto, las sociedades colombiana y latinoamericanas, histórica, política, económica, cultural, literariamente..., estarían fundamentadas en el poder, la ley y el orden patriarcales, masculinos. Un orden (6) cuya fuerza, al decir del sociólogo Pierre Bourdieu: "se aprecia en el hecho que aquel no requiere justificación: la visión androcéntrica se impone como neutra y no tiene necesidad de enunciarse en discursividades que apuntan a legitimarla". Y complementa, al estudiar sociedades tradicionales (como la Kabila): "El orden social funciona como una inmensa máquina simbólica tendiente a ratificar la dominación masculina, dominación sobre la cual se funda: es la división sexual del trabajo, distribución asaz estricta de las actividades impartidas a cada uno de los sexos, su lugar, su momento, sus instrumentos; es la estructura del espacio, con su oposición entre el lugar de reunión o de mercado, reservado a los hombres, y la casa, reservada a las mujeres, o bien, al interior de aquella, entre la parte masculina, en el hogar, y la parte femenina, con el establo, el agua y los vegetales; es la estructura del tiempo, jornada, año agrario o ciclo de vida, con sus momentos de ruptura -masculinos-, y los largos períodos de gestación -femeninos-."(7)
En América Hispana, en Colombia, el orden social histórico que funcionaría como "una inmensa máquina simbólica tendiente a ratificar la dominación masculina sobre la cual se fundamenta",  tendría su origen en la denominada -por el ensayista Angel Rama- ciudad letrada, y luego, escrituraria, a su vez concebida por el absolutismo español en la conjunción o conjugación del trono y la tiara, para el continente americano: "El orden debe quedar estatuido antes de que la ciudad exista, para así impedir todo futuro desorden" (8). Así, lo que primero se estatuye es la inmensa "máquina  simbólica", un topos urbano virtual pensado y diseñado por el poder y su discursividad absolutistas españoles, "para que la distribución del espacio urbano asegure y conserve la forma social", es decir, la ciudad de los signos a partir del diagrama y la cuadrícula semióticos (9) (..."en los cuales la realidad es absorbida por los signos...") centrados en la Plaza de los poderes (cartografía política, religiosa, administrativa y militar), "para perpetuar el poder y para conservar la estructura socio-económica y cultural que ese poder garantizaba". Un grupo especializado -masculino, y excepcionalmente con nombres femeninos- facilitaría durante siglos la jerarquización y concentración de la máquina y su ‘capital simbólico' (10) en la ciudad letrada: ejercitantes  únicos de la letra, la lectura y escritura: religiosos, abogados, maestros, administradores...

Frente al poder y orden masculinos, su máquina y capital simbólicos, sus discursividades económicas y políticas, culturales y literarias, las resistencias y diferencias significantes se producirían en el discurrir de la vida cotidiana y en el desborde libidinal (11) -con relación al lenguaje normativo de la ciudad para los intercambios materiales y simbólicos- de los habitantes populares de la urbe o ciudad  escrituraria. Desborde libidinal, expresado en el lenguaje y las culturas  orales del pueblo, produciéndose de ésta manera una dicotomía o diglosia: "En efecto, el habla cortesana se opuso siempre a la algarabía, la informalidad, la torpeza y la invención incesante del habla popular, cuya libertad identificó con corrupción, ignorancia, barbarismo. Era la lengua del común que, en  la división casi estamental de la sociedad colonial, correspondía a la llamada plebe...". La ciudad fija e intemporal se opondrá entonces a "la ciudad real que sólo existe en la historia y se pliega a las transformaciones de la sociedad". (12) Nombraríamos también a esta ciudad real, siguiendo por ejemplo a Jean Franco, ciudad subalterna de la resistencia y el género (13) ( y de la periferia y barrios al centro, en el siglo XX y desde las décadas del treinta, cuarenta y cincuenta, mediada en cuanto masificada por la prensa, la radio, la televisión, el cine y las denominadas industrias culturales). (14)

Pero, al tiempo que en las sociedades de la independencia y la república se produciría un desborde libidinal en lo literario y narrativo, luego, creativo, en la lengua y cultura del común -el primer paradigma sería el del mexicano Joaquín Fernández de Lizardi, en 1816, con El Periquillo Sarniento-, el orden masculino/patriarcal continuaría  reprimiendo la liberación de la mujer en los aconteceres cotidianos. Es cierto, los educadores del siglo XIX -de Simón Rodríguez, José Pedro Varela, José María Luis de Mora a José Martí - postularían principios fundamentales de política educacional para las nuevas sociedades democráticas -mismas de la Modernidad-, principios institucionalizados por los gobiernos liberales. Así por ejemplo, Simón Rodríguez reclamaría un paralelismo y una  coordinación entre gobierno y lengua, ambos surgidos de "la idiosincracia nativa" ( léase, mestiza, concepto abordado por Carmiña Navia Velasco y sobre el cual volveremos); exigiría asimismo educación democrática, responsabilidad educacional del Estado, obligatoriedad de la educación elemental, gratuidad de la enseñanza primaria pública, condición laica de la escuela pública, enseñanza igual y conjunta para los dos sexos: coeducación, libertad de enseñanza.(15)
Pero, en Colombia, a partir de la Constitución Nacional de 1886 -a diferencia de otros países latinoamericanos que entraban en la Modernidad occidental, eurocentrista - el gobierno y las instituciones de la Regeneración, firmarían en 1887 el Concordato con la Iglesia, reasignándole a ésta la función educativa, función en contravía con los principios y axiologías liberales, y que apuntaría a la formación de buenos católicos y católicas mas no a la formación de buenos ciudadanos y ciudadanas. Lo político conservador y lo religioso católico articularían -epistémica, axiológica, social, culturalmente- la vida cotidiana en la exclusión deseada de actores y actoras sociales que asumieran otros imaginarios y sentidos de la vida individual y colectiva: "la exclusión no fue sólo de los partidos diferentes al triunfante, sino de todo lo que saliera del modelo católico hispanista. Se instaló entonces, una dinámica excluyente de la diversidad cultural nativa y a la vez una dialéctica política basada en la unidad y la contraposición región versus centro ". (16)

El imaginario y la historia de la unidad y la identidad  cultural nacionales -el orden patriarcal masculino- pasarían en lo sucesivo por la mediación de la iglesia. Educativamente, se establecería un proceso  para el centro y las regiones, basado en la inaceptación de las diferencias de credo, en la intolerancia ( producto del dogma y de cualquier dogma que, por definición, encierran). Científicamente se confinarían la investigación y el saber a un asunto de fe. Etnicamente, se negarían los mestizajes y sus voces polifónicas y culturales (..."el blanqueamiento como lo deseable..."). Genéricamente , la mujer, en las diferentes clases y estratos económicos, se reinscribiría en la división sexual del trabajo; en la estructura dicotómica del espacio y la casa, que le es reasignada y resignificada; en las actividades manuales de la cotidianidad; en la oralidad expresiva. Militarmente, la guerra de los mil días (1899-1902), consolidaría el triunfo del partido en el poder hasta 1930. En fin, la escritura como la recepción o lectura de mensajes impresos serían recodificadas por la lectura monológica y contenidista de la institución eclesial, determinándose la diferencia de lo inmediato y conocido con lo desconocible y censurable. Los mensajes, en un contexto sociocultural ecumenista, deberán centrarse semánticamente en la descripción y la narración, la opinión y la participación de los sujetos sociales -en tanto comunicadores- en lo decible. Los mensajes son a su vez clasificados ideológica, religiosamente, y la lectura por ejemplo de ciertos textos de ficción son censurados y prohibidos so pena de excomunión o expulsión del orden simbólico, patricarcal y masculino, así establecido por aquellas élites, la aristocracia en el poder.

Esta máquina simbólica de la ciudad letrada y escrituraria, excluyente de la diversidad cultural y de género, experimentará, desde la ciudad subalterna la irrupción plural de lo secularmente reprimido en cuerpos, sexualidades, espacios, lenguajes e intersubjetividades otros, los de las mujeres. Porque como señala Julia Kristeva con relación a la posibilidad de irrumpir de manera creativa en el orden simbólico dado:
"Innovar no es nunca la repetición del discurso paterno, ni la regresión hacia una madre arcaica. Innovar supone que el sujeto, eventualmente mujer, puede asumir todo su aparato libidinal arcaico (inconsciente y yóico) e invertirlo en una articulación simbólica". (17)

Esta innovación -liberación en lenguajes e intersubjetividades no dichos; en la sexualidad y los cuerpos concretos del placer y del trabajo; en los espacios paralelos ahora conjugados; en las temporalidades entretejidas y sus hibridaciones; en los mestizajes de lo opuesto simultáneo- esta innovación, digo, implicaría una recuperación (reprise) cada vez más completa de la libido en lo simbólico, en lo simbólico singular, específico, incomparable.

Recuperación cada vez más completa de la libido en lo simbólico: camino en espiral, crítico con relación al poder y sus formas proteiformes verticales y horizontales, para la lectura, y más que lectura, las re-lecturas de Carmiña Navia Velasco: su escritura ensayística.
Punto de vista crítico y analítico del poder
Desde un nuevo punto de vista Carmiña Navia Velasco se propone leer en La mujer protagonista en la narrativa colombiana, en primer lugar, un conjunto de novelas del siglo XIX, esto, antes de ocuparse de relatos contemporáneos. La re-lectura es fundamentalmente crítica, en la medida en que buscaría develar estructuras actanciales, narrativas y discursivas, temáticas y significaciones, no- nombradas, es decir negadas por los críticos literarios en el país. En efecto, se trata de...
"lecturas nuevas, lecturas desde la perspectiva femenina que descubran, que lleven a la luz lo que ha sido ocultado, lo que se ha intentado borrar". (18)
La relación dialógica entre discursividades históricas y literarias, trans e intertextualmente, en la especificidad ( singularidad, incomparabilidad) de los textos re-leídos, se convierte en objeto de investigación:
..."nosotros en nuestra lectura vamos a establecer un juego de relaciones entre esos dos mundos: nos interesa ver cómo la narrativa ha trabajado las condiciones concretas de opresión y de desigualdad de la mujer en nuestro país y en nuestra historia y cómo a su vez los textos dejan ver: rupturas, subversiones, rebeldías, resistencias". (19)

El rastreo por la novelística colombiana tendría un sesgo preciso: "protagonistas femeninas de alguna importancia" . Protagonistas, precisamente, que invertirían e invertirán su libido en una articulación simbólica. Porque afirma Navia Velasco,
" la literatura siempre ha querido ser en una sociedad la subversión de los deseos amarrados, domesticados". (20)

Y en términos de las protagonistas femeninas de alguna importancia, señala:
"Desde María hasta Angela Vicario, desde Manuela hasta Kristal Ventura...la narrativa ha registrado rupturas, resistencias, respuestas... Es decir, la narrativa ha registrado el proceso por el cual la mujer no acepta y quiere romper -en la medida en que su tiempo lo permite- los moldes estrechos y el papel injusto que la sociedad latinoamericana le ha asignado". (21)

Algunos escritores -Carrasquilla, García Márquez, Espinosa...- construirían en la ficción narrativa, en discursividades literarias que dialogan con las sociohistóricas del país -leyendo, reescribiendo, resignificando, en fin, transformando las últimas- a estas protagonistas de la resistencia y aun de la ruptura. Pero, tensionando el arco de la innovación literaria en tanto  recuperación cada vez más completa de la libido en lo simbólico,

"Sí resulta claro que los pensamientos íntimos, la evolución más precisa y los sentimientos más específicos son trabajados más en profundidad y detenimiento por la escritura femenina". (22)
Sería el caso de la lectura de obras narrativas escritas por Silvia Galvis, Alba Lucía Angel, María Elvira Bonilla, Márvel Moreno, Elisa Mujica, Flor Romero, Fanny Buitrago...
En el siguiente Cuadro aparecen los escritores, las escritoras y las obras estudiadas en este libro, como también "las protagonistas femeninas de alguna importancia" -valor o significación-, analizadas por Carmiña Navia Velasco desde una perspectiva de género, dialógica y críticamente, transtextual ( frente a discursividades históricas) e intertextualmente ( con relación a personajes y obras del mismo autor o autora):
Escritor-as
Obras
Personajes femeninos
Jorge Isaács
María, 1867
María
L.S. de Silvestre
Tránsito, 1886
Tránsito
E. Díaz Castro
Manuela, 1858
Manuela
Samuel Velásquez
La madre, 1897
Inés
Tomás Carrasquilla
La Marquesa de Yolombó
Bárbara
G. García Márquez
Cien años de Soledad,1967
Ursula
G. García Márquez
El coronel no tiene quien le escriba
Mujer-esposa
G. García Márquez
Crónica de una muerte anunciada
Angela Vicario
Elisa Mujica
Catalina, 1962
Catalina
M. E. Bonilla
Jaulas, 1984
Kristal Ventura
D. Ruiz Gómez
Lo que en el recuerdo canta un collar de perlas 1972
M. Eugenia
Andrés Caicedo
¡Que viva la música!,1977
María del Carmen
G. Alvarez G.
El titiritero, 1977
Vicky
María, Tránsito, Manuela e Inés asumirían en tanto personajes de ficción, experimentándola en una consciencia de límites, la simbolización de "(una) imposibilidad de ser" . (23) 
Discriminaciones históricas de poder y saber y aun hacer -en momentos dados, vgr. frente al liberalismo radical o bien frente a los valores conservaduristas heredados del absolutismo español y vigentes en la República con relación al proyecto de vida establecido o codificado por la máquina, el capital y el orden simbólico masculino para la mujer al interior de la familia y el hogar: virginidad, matrimonio, procreación... en la obliteración del deseo y la sexualidad, la imaginación y el imaginario de los espacios-mundo...-, pese a la resistencia y rebeldía de las protagonistas, conducirían a la imposibilidad de vivir y ser. Entonces advendrían enfermedad y muerte; muerte también, por asesinato de las mismas o bien por suicidio (simbólico).
Bárbara Caballero, en el siglo XVIII de la historia  narrada, lograría establecer quiebres frente a lo ordenado ( por la educación, religión, familia, sistema económico...) En lo imaginativo y en el trabajo, se instalaría en un afuera de los espacios convenidos para la mujer, en tanto "sujeto que se constituye en la lucha". Saldría del espacio casa y se ubicaría en el espacio mundo, con independencia y cierta cuota de poder, con un (nuevo) saber que posibilitaría "enjuiciar al hombre y (...) oponérsele en unas circunstancias en que la mujer debe permanecer sumisa". Pero su lucha por la igualdad sería inacabada, inconclusa". Al final, su locura significaría "otra especie de muerte". (24)

Ursula Iguarán sería por el contrario protagonista paradigmática: ley que prohibe el incesto, dando lugar " a la cultura y a la historia". Con Ursula se establecería un juego de paralelismo  vis-à-vis de los personajes masculinos, y " la relación hombre/mujer en otros términos". Simbólico sería "el encuentro del camino hacia fuera, del camino que uniría a Macondo con el resto del mundo", realizado por Ursula ( Barbara Caballero saldrá de la casa y se ubicará en el espacio mundo; Ursula Iguarán traería, abriría Macondo a ese espacio mundo). Como significativa, la desaparición del mismo Macondo de la faz de la tierra, "cuando no está Ursula presente, para vigilar que la ley de la prohibición del incesto se cumpla".
En El coronel... la pareja de esposos ofrecería, a su vez, en sus relaciones, "aspectos novedosos para nuestra cultura: en medio de su pobreza y de su desamparo tejen una relación de ternuras implícitas, de angustias compartidas, de solidaridades incondicionales".

En Crónica..., la lectura -relectura desde un punto de vista femenino o perspectiva de género- no se realizaría aquí en clave masculina de Santiago Nassar. Angela Vicario sería  considerada "heroína trágica que logra atravesar hasta la otra punta su tragedia y salir adelante a un futuro distinto". Enfrentaría sin ambigüedades su verdad, negándose al engaño. Y su decisión de vivir implicaría resistencia a los valores maternos y familiares, y ruptura con relación a los mismo valores sociales. " El instrumento de su lucha es la escritura": escritura epistolar de su propia vida y novela. Hasta el regreso de Bayardo San Román. Angela Vicario: " señala otro camino a las mujeres: la integración física y moral, no es algo que se  pierde en el camino, es algo que se conquista y se construye: volvió a ser virgen sólo para él, (...) por medio de una actitud interior de resistencia y de firmeza". (25)

Catalina (su madre sería mutiladora de deseos diferentes a los del matrimonio), a su vez, casada y con un amante, se constituiría en sujeto precario por sus identidades masculinas. M. Eugenia, a quien frustraría la maternidad, entraría después en las combinaciones del código: fidelidad/ adulterio. Caída en el alcoholismo, su suicidio significaría un castigo.

María del Carmen rompería con su universo social, saldría a los espacios mundo y se buscaría a sí misma. No obstante, se convertiría en la ‘Siempreviva', heroína degradada -en términos lukacsianos-, excluida y arrojada, en un afuera "en el que no encuentra nada y por eso tiene que pasar de espacio en espacio, de música en música, de hombre en hombre...buscando y ocultando su liberación/abyección". Reduciéndose, "al peor producto que tiene esta sociedad machista y patriarcal: la prostituta".
Kristal saldría asimismo a la orilla, a la calle, por rebeldía pero sin norte fijo, por rechazo a lo existente familiar y social pero en "un desplazamiento del deseo"... En la orilla y la calle, lo inédito, para socializar-se de otra manera. Allí encontraría otros caminos y posibilidades de ser, "más allá de las jaulas". No obstante, la consciencia de límites la haría regresar, importante, a un encierro total. Imposibilitada y encerrada "va convirtiendo en palabra todo lo que la rodea, encontrando en ello la expresión - y por tanto la construcción- para su ser de mujer. La escritura (como para el presente de Angela Vicario) sería una posibilidad de redención en el futuro. Kristal, "se hunde en la palabra para, desde ella, destruir el mundo que la vio nacer y en esa destrucción reconstruir jirones de su propia identidad".

Finalmente, Vicky, sería otra desadaptada, "otra exiliada de un mundo en el que el paraíso ha sido destruido". La novela abordaría el mundo urbano desde el ‘microcosmos' de la universidad. Vicky o María Victoria sería una luchadora universitaria, en los conflictivos años setenta de las utopías liberadoras del país y Continente, de nuevos sujetos masculinos y femeninos, entregada "a la lucha política, en aras de conseguir un mundo distinto de aquel en que se vive". En tanto protagonista, mujer: ..."señala un camino distinto: el camino  del compromiso público, el camino de la búsqueda política, el camino de la independencia de género". Pero, Vicky sufrirá la violencia de la represión estatal y será violada una  y otra vez, hecho que la sumiría en la locura. Sin embargo su protagonismo la convertiría "en paradigma de muchas mujeres, especialmente jóvenes que en nuestro país, en las décadas del 70,80,90... tienen que pagar su rebeldía y su resistencia con su cuerpo, con la violación, con el desquiciamiento de su cerebro". (26)

Ensayística, poesía y religión: el sentido
 ..."partout, j'ai vu des femmes en proieau sacré",
Catherine CLEMENT 
..."je dis que ce qui nous revient commesacré> dans l'expérience d'une femme,c'est le lien impossible et cependant maintenu entre la vie et le sens", 27
Julia KRISTEVA  

En 1995, Carmiña Navia Velasco publicará La poesía y el lenguaje religioso. (28) En éste -dividido en tres partes: El lenguaje religioso ¿Qué es? El decir, el sentido y Análisis de los textos-, se formularán de manera inicial interrogantes sobre el lenguaje religioso, su crisis, vigencia y desafío de sentido(s) en la actualidad: ¿Qué características tiene ese lenguaje? ¿Qué límites? ¿Qué funcionamiento y posibilidades? Y una hipótesis de trabajo:
..."la naturaleza del lenguaje Religioso es la misma que la del lenguaje poético, sus mecanismos de funcionamiento son similares"

A continuación, al contextualizar su trabajo investigativo y ensayístico, Navia Velasco interrogará  y se interrogará sobre el tipo de interpelación que se podría realizar a esta práctica significante, y precisamente a su desafío de sentido(s), en el marco latinoamericano:
"Las culturas latinoamericanas son culturas insertas en la experiencia religiosa. La mayoría del pueblo latinoamericano -aun en los umbrales de la postmodernidad- define su cosmovisión en un sentido mítico o sacro del mundo y de su propio destino personal".

Es desde un punto de vista interdisciplinario que se abordaría de manera pertinente la expresión religiosa en su equivalencia con la expresión poética, inscribiéndolas en contextos históricos y socioculturales del Continente: lingüística,  antropología cultural, filosofía, teología y pastoral, psicoanálisis, semiología y poética. 

El eje central del interés estaría en mirar un doble aspecto de esta(s) práctica(s) discursiva(s):
..." por un lado ver en qué medida la poética nos ayuda a comprender el sentido de algunas expresiones, sobre todo comprender el proceso por medio del cual se construye ese sentido; por otro lado, ver en qué medida es el mismo lenguaje poético el que constituye lo más importante y muchas veces lo más definitivo y  enriquecedor de la expresión considerada religiosa".

La escritura ensayística apuntaría asimismo a aprehender la crisis, al tiempo que decir alternativas frente y al interior de la misma. Crisis de sentido que sería la misma de la fragmentación de los discursos o su relación cultural ‘fractal' -como la denominaría Jean Baudrillard- (29) al estallar y perderse la referencialidad o contextualidad histórica occidental, del centro y las márgenes. La crisis  de la expresión religiosa sería iluminada desde la poética. Ello, en la medida en que se profundice el estudio interdisciplinario de la relación expresión religiosa/ símbolos. El programa -conceptual y analítico- de Navia Velasco llevaría en efecto a un mirar "cómo se forma ese sentido y cómo se configura una experiencia precisamente a partir de esos símbolos". (30)

Se establecería entonces  y sustentaría una diferenciación histórica y social entre el "discurso religioso institucional" -y su crisis- y el lenguaje vivencial, espontáneo, irruptor ( recordemos la dicotomía y diglosia nombradas por Angel Rama con relación a la actividad letrada y escrituraria, sus funcionarios vis-à-vis de la ciudad real y popular). Si bien la fe se configuraría, definiría y realizaría en y por el lenguaje (el creyente materializaría en palabras y símbolos su busca, tanteos y certezas, y el lenguaje lo encauzaría en la organización de intuiciones, preguntas y respuestas, ello, al interior de una comunidad), este discurso institucional pretendería la "verdad absoluta", la univocidad del lenguaje, la territorialidad del poder y la resolución de la crisis por el camino del control. Todo esto, como lo formuláramos al inicio de este ensayo, dentro de un orden social producido y capitalizado por "una inmensa máquina simbólica tendiente a ratificar la dominación masculina, dominación sobre la cual se funda", en palabras de Bourdieu.
Por el contrario, la alternativa significante al cierre encrático del sentido "iría por el camino de la creatividad", propone Navia Velasco. Como ocurre con la expresión poética que rompería o ensancharía límites y se situaría al margen de los mismos, la religiosidad popular "(daría) lugar cada vez a nuevos textos que con su concentración de sentido y su polisemia revitaliza(rían) la vida de los grupos de creyentes. La poesía religiosa se inscrib(iría) de manera priviligiada en ese proceso". La poesía y el lenguaje religioso, posibilitarían, en efecto, seguir este camino de la creatividad -innovación en la perspectiva atrás conceptualizada por Julia Kristeva: recuperación cada vez más completa de la libido en lo simbólico- a nivel del análisis de textos específicos o singulares. Como por ejemplo, el poema Nazaret de Rosario Castellanos: camino de re-lectura y re-creación o innovación (..."camino de experiencia interior y comunitaria y camino de la palabra...") de la figura de María de Nazaret en el Evangelio a la imagen/ figura de la Virgen guadalupeña, mexicana: "María en este pequeño texto, se sitúa en un centro/ eje de posibilidades sémicas. Posibilidades que recogen una tradición y la relanzan en un sentido preciso, haciendo del poema, una reserva profética (en términos teológicos) de sentidos múltiples, antiguos y siempre nuevos". (31)

En esta perspectiva,
"El texto poético produce una explosión de sentido que lo convierte en una ‘ obra abierta' (Eco), impidiendo que se pretenda proyectar sobre él la univocidad."

Asimismo la práctica y la expresión religiosas:
"Desde siempre y en todas las culturas el origen de la religión ha estado ligado al sentir popular y a la interpretación libre, más o menos imaginaria del mundo".(32)
En la tercera parte de La poesía y el lenguaje religioso, Navia Velasco -siempre desde un punto de vista interdisciplinario- se centrará en el análisis del siguiente conjunto de textos poéticos y autores latinoamericanos:  
Dios
Carlos Castro Saavedra
El Dios Triste
Gabriela Mistral
Dios
César Vallejo
El ausente
Octavio Paz
Décimas
Guadalupe Amor
Viejo Dios
Jorge Debravo
Muro de lamentaciones
Rosario Castellanos
Dios en la Farinheira
Pedro Casaldaliga
Cristo en la Cruz
Jorge Luis Borges
Nazaret
Rosario Castellanos

   
Una pregunta de Julia Kristeva nos permitiría el paso hacia las lecturas adelantadas en el nuevo volumen o relecturas de la escritura narrativa y sus protagonistas femeninos -de los siglos XIX y XX-, innovadoras en nuestros contextos y campos socioculturales y literarios colombianos y latinoamericanos: "¿ Y si lo que denominamos <sagrado> fuera la celebración del misterio que constituye la emergencia del sentido?" (33)
A la cual Navia Velasco respondería de la siguiente manera, en la conjugación de las expresiones poéticas y religiosas:
"
La experiencia poética del mundo, como una experiencia de la búsqueda permanente de un <más de sentido, de significación>, ha estado siempre ligada o muy cercana a la experiencia religiosa como búsqueda de lo trascendente. Lo religioso-trascendente, es en últimas también la búsqueda de <un más>.  Se trata en ambos casos de la vivencia de unos límites siempre Abiertos y en dinámica de movimiento constante. Por ello cuando estas dos experiencias se hacen una en un texto, los sentidos/ lecturas subyacentes a él pueden llegar a ser infinitos".

Ciudad: modernizaciones y mestizajes, literaturas, culturas y massmediaciones 
                                               
 "La  cultura letrada ha sido resituada...",Erna von der WALDE 
 "Los cuerpos se inscriben en la ciudad, se leen,se textualizan, se significan mutuamente.La ciudad misma se deja leer, o mejor, exigela lectura, múltiples y cuidadosas lecturashechas a la luz de códigos dispares y aveces contradictorios", (35)
Elizabeth LOZANO.  

En el proceso del trabajo investigativo de Carmiña Navia Velasco irrumpirán -de manera paralela a la publicación de La mujer protagonista en la narrativa colombiana (1992) y La poesía y el lenguaje religioso (1995), libros cuya escritura podría aprehenderse como ensayística de las resistencias y la liberación o innovaciones en los campos literario y cultural -irrumpirán, digo- conceptualización, mediaciones y en lo sucesivo textualidades de las ciudades colombianas/ latinoamericanas -en su traza y desarrollo hacia una cartografía más postmoderna por sus fragmentaciones que moderna-; como también, de las culturas mestizas en las urbes reales, republicanas (en la terminología de A. Rama), subalternas (en la de J. Franco). Reflexiones crítico-literarias, relecturas y análisis textuales que continuarán y se profundizarán siempre desde un punto crítico del y mejor, de los poderes, durante toda la década hasta el presente: 
"Los desafíos desde los márgenes, desde el feminismo, los estudios étnicos, han resquebrajado la construcción de los discursos hegemónicos".

Afirma Erna van del Walde, quien subraya:
"Para comprender la literatura, lo mismo que cualquier otro proceso de producción simbólica, es fundamental la reflexión sobre la compleja modernidad latinoamericana". 36
"La ciudad encierra", escribía Jean Duvignaux refiriéndose a la ciudad antigua: griega, romana, maya o azteca. Cercaría a sus habitantes, y se diferenciaría de la no-ciudad (non-lieux), lo otro, mismo de "los espacios y las obsesiones nómadas". La ciudad semejaría asimismo una máquina u ogro, fascinante porque devoraría todo lo producido a su alrededor por la tierra y la mar:
"Esta máquina no gira en el vacío. De todo aquello, de aquellos fragmentos de naturaleza o de materia, la ciudad hace otra cosa, que no es más la cosa misma, cuanto el desvío hacia un signo. Y de este desvío, la ciudad construye innombrables signos o metáforas. Es ella una máquina transformadora de la materia en símbolos. El hombre que la habita se nutre de estos símbolos. El hombre que la habita se nutre de estos, aleja el deseo o la muerte, borra el pánico de un enfrentamiento con el cosmos, y encuentra en el discurso abstracto el centro de gravedad de su existencia"... (37)

La ciudad encerrada en tanto máquina simbólica -ogro devorador patriarcal masculino-en la América hispana -metáfora del discurso conquistador y colonizador del absolutismo español y meta-relato de las élites letradas y escriturarias- se opondría, decíamos arriba, entraría en contradicción en la vida cotidiana y ciudad real y subalterna con el y los lenguajes populares; en contraposición política y cultural con los sujetos y cuerpos al margen del orden, signos y símbolos de poder. Y se trans-formaría, en la transformación dicha de sus habitantes, en la inversión libidinal al crear o innovar mensajes: signos, símbolos, discursividades y sentidos. Escritos, pasarán (y pasan todavía) por la mediación prioritaria de los textos impresos y ‘masivamente' por la prensa (‘masivamente', en la relatividad de una cultura de la lectura); orales, y desde los años treinta, pasarán por la radio. Transformándose en sus habitantes, la ciudad se modernizaría, masificándose, comunicándose de otras formas y mensajes:

..."nos pone de presente el papel de los medios de comunicación en el proceso de modernización de América Latina (:) Será a través de la radio y el cine que el pueblo-masa accede a una cultura modernizada y no a través de la letra. Los imaginarios de nación cobrarán fuerza a través de su difusión por los medios, de los discursos de identidad que pasan por ellos". (38)

Una historia de la ciudades reales, republicanas, subalternas en términos de mestizaje, sería una historia de los tipos de comunicación de las ciudades -mediatizados en la modernidad y postmodernidad por prensa, radio televisión y cine- con sus habitantes:
"Los entrecruzamientos de clase, género, raza y sexualidad, que articulan la identidad social y marcan sus diferencias, significan también distintas formas de habitar la ciudad y distintas formas de ser ‘habitado' por ella, de leer y de ser  leído públicamente". (39)

Pero, esta historia de las urbes mestizas, fragmentadas y polifónicas, al tiempo que mediatizadas 40 en el siglo XX por mensajes que apuntarían más a la masificación de receptores -ciudadanos y ciudadanas- que a su liberación social y cultural respecto de las hegemonías, se escribía o producía hasta hace pocas décadas en el cierre deseado por el poder patriarcal masculino de los espacios- mundo, de los espacios públicos para la mujer. En el ensayo La ciudad literaria de las mujeres, afirma Navia Velasco:
..."las mujeres fueron expulsadas de la ciudad, o al menos recluidas en ámbitos silenciosos y escondidos. La relación de mujer con la ciudad entonces no sólo se hizo difícil y más o menos clandestina, sino que fue controlada por la ley patriarcal".  Nuestras ciudades latinoamericanas y colombianas serían entonces "una hechura simbólica de los varones". En las mismas, "el trabajo de la mujer, no se dijo, no se nombró".

En esta medida, las mujeres -colectivamente- "no habrían podido apropiarse extensa y autónomamente de la ciudad"... Así su relación con el espacio -léase, con los signos, símbolos y mensajes en/de la ciudad de los lugares público y mundo- tomaría otros rumbos:
..."la mujer en la ciudad latinoamericana de fines del siglo XIX principios del XX, no pudo definir su subjetividad, más que y relación con espacios cerrados, limitados... y la mayor parte las veces quedó atrapada del orden urbano masculino".
Osar romper este orden simbólico del ogro o máquina de poder patriarcal podría significar la muerte, como habría sucedido con Alfonsina Storni y Delmira Agostini . La mujer tendría que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para experimentar y vivir otras realidades urbanas.
Ahora bien, algo similar ocurrió en la ciudad literaria de ayer: 
" En la literatura Hispanoamericana, desde el momento mismo en que la ciudad empezó a ser representada literariamente, se pretendió expulsar a la mujer de esta representación".
Las escritoras mismas -soledad Acosta de Samper, Clorinda Tuner de Matto, Gertrudis Gómez de Avellaneda...- permanecían en sus relatos, "en el ámbito del campo, de la hacienda, con relaciones lejanas y esporádicas con la ciudad". En las obras publicadas entre 1850 y 1920, inscritas en diferentes estéticas narrativas: románticas, realistas, naturalistas, modernistas, fin de siglo,
..."la mujer en la ciudad juega un rol evaluado como negativo. Podemos pensar que esta imagen inspira al hombre embelesado por su nueva libertad de ciudadano".

En un primer grupo de novelas, "la mujer es mirada con desconfianza: constituye una cierta amenaza..." Un segundo conjunto instauraría la figura de la prostituta, " la mujer víctima de los otros..." Sólo, hacia 1924, con la excepción de la chilena Rosario Orrego en el siglo XIX, Teresa de la Parra -con Ifigenia- escribiría, construiría un personaje femenino, "que establece con el ámbito urbano una relación autónoma producto de su propio camino y decisiones".

En Colombia, en ésta perspectiva, aparecerían las narraciones de Elisa Mujica: Los dos tiempos (1949), en donde, hacia el final, la novela presentaría "un claro encuentro de la protagonista consigo misma y el futuro", y Bogotá de las nubes (1984), novela que tendría la capacidad de "hacernos escuchar distintas voces, siempre a través de la mujer". A su vez, Helena Araújo, en 1981, con Fiesta en Teusaquillo nos mostraría "el transcurrir de la vida nacional desde la mirada de los bogotanos y las bogotanas".
Afirmará entonces Navia Velasco, refiriéndose a las escritoras que advendrán a continuación: Márvel Moreno, Silvia Galvis, Alba Lucía Angel, María Elvira Bonilla, entre otras:
En las últimas décadas, en Colombia, las mujeres cada vez más construyen literariamente sus ciudades. Se trata ya de un espacio conquistado. Más allá de los derechos cívicos o políticos reconocidos en las instancias de poder... ya la ciudad es un ámbito cultural e identitario para la mujer ".(41)
Preguntaríamos nosotros por el orden y el capital simbólico producido por la inmensa y polimorfa máquina de la dominación masculina y patriarcal: ¿Hasta qué punto y medida seguiría vigente y actuante? Así mismo: ¿Habría culminado ya la recuperación de la libido en lo simbólico, tanto a nivel de escritores y lectores, escritoras y lectoras, cuanto de ciudadanos y ciudadanas en las sociedades colombiana y latinoamericanas de la globalización económica o de mercados, política y cultural?

Un paréntesis: Cali literario

   "...Gustaron más del sitio cercano al río y al llanoDonde comenzaba el pueblo o terminaba.Y allí comenzó el Vallano, el barrio...", (42)
Tomás QUINTERO. 
..."el estudio y contacto con los libros buenosnos enseñarán a pensar para luego formarnosun criterio propio, hacernos personas y poderescribir, pensando, cada semana, algunas líneasque digan de nuestro deseo de ser mujer concriterio propio", (43)
Artículo de prensa, 1926  

Carmiña Navia Velasco desearía detenerse a mirar, a comprender, a vivir ciudades literarias -Bogotá, Medellín, Cali- en la cartografía sociocultural colombiana: (44) "La ciudad literaria (...), es la proyección de nuestros deseos, de nuestras memorias, de nuestros temores y/o felicidades". En el ensayo El Cali literario, (45) lo hará (re)leyendo y reescribiendo sus orígenes decimonónicos, la narrativa de la primera parte del siglo XX y aquella de finales de siglo y milenio -a partir de los años sesenta, convergentes con la tercera modernización urbana y sus imaginarios-, relacionando de manera dialógica ciudad textual y ciudad literaria; la urbe historiográfica y la urbe ficcionalizada: espacios que cobrarían vida propia más o menos  independiente los cuales, en ese diálogo con los lectores -habitantes de esta y las demás urbes, "constituyen una referencia de identidad importante para la vida nacional, porque releen el pasado, interpretan el presente y anuncian el futuro de las relaciones entre los colombianos".(46)

María, El Alférez Real y, en la contradicción y ambivalencia de linderos urbanos, Tierra Nativa. En la primera, Cali "es sólo un anuncio": sus coordenadas temporales y espaciales constituirían el mundo de las haciendas de la región del Cauca, Departamento del Valle desde 1910. Su narrador sostendría una relación conflictiva con la ciudad, porque esta significaría "la pérdida del espacio maternal". El Alférez Real, de Eustaquio Palacios, a su vez, ubicaría su historia alrededor de 1789 en la hacienda centro de poder patriarcal, económico y político, ‘Cañasgordas', camino de ida y regreso de la pequeña ciudad de Cali. La vida cotidiana estaría delimitada por normas y tiempos, marcados axiológicamente por la Iglesia. El espacio se inscribiría en el poder de las élites explicitándose ya su geografía y sus discursividades urbanas: "el barrio empedrado para las clases más reconocidas y el Vallano, para los sectores más populares". Cali sería actor prioritario del relato, en armonía y comunicación con la naturaleza, misma de las haciendas.

El Alférez Real registraría "el germen de mestizaje étnico y cultural que habría de configurar la sociedad caleña del futuro". Mestizaje, en el sentido de oposición de contrarios, conjugada, como espacios presentes y futuros. (47) Cali, ciudad comercial (centro de compra y venta de esclavos para el suroccidente del país), en donde el narrador intuiría "la dialéctica de la corrupción social que puede generar el dinero". Ahora bien, en Tierra Nativa de Isaías Gamboa, ubicación y temática se concentrarían en la vida aldeana/ urbana. En la primera -la de la ciudad caleña de finales del siglo XIX y comienzos del XX, paralela a su primera modernización -(1920-1945)- la mirada y vida interior de su protagonista tendrían a la familia y la madre como referentes simbólicos seguros; en la segunda, la de la gran ciudad que se construye con modelos eurocentristas liberales, aquellos de la Modernidad y el capitalismo industrial, sería objeto contradictorio de deseo. Cali, paraíso e infierno, saldría triunfante en la novela.

Primera modernización de la ciudad, decíamos, y del Departamento del Valle, al consolidarse el programa de las élites en el poder económico, político y cultural con relación a la agroindustria de la caña de azúcar, industrialización y comercialización. Este programa se conjugaría con los procesos de colonización antioqueña en el norte del Departamento y el establecimiento del cultivo del café, procesos que a su vez generarían la riqueza indispensable para la modernización del país después de los años 20.

Noche de pájaros del pintor y narrador Arturo Alape, se situaría en los inicios de la segunda modernización de Cali (1945-1970), cuando "el poblamiento de la ciudad, el proceso de urbanización, así como el desarrollo industrial activado con capital extranjero después de 1945, fueron procesos sincrónicos en la historia contemporánea de Cali. Y coinciden también con las etapas de mayor violencia política y delincuencia en la ciudad". (48) Cali, ciudad de inmigrantes, se masificaría y fragmentaría: 900 mil personas la poblarán en un lapso de treinta y cinco años y 100 barrios se fundarán en ese tiempo. La urbe, a nivel cultural, sería mediatizada por prensa, radio, televisión y cine. En 1948 ocurriría la muerte -en Bogotá- del líder político liberal Jorge E.  Gaitán; en 1949, la violencia partidista y clasista determinaría la escisión de Cali en dos temporalidades: diurna, polifónica y vital; nocturna, silenciosa y mortal. La historia de Noche de pájaros se contaría a partir de la masacre ocurrida en la Casa Liberal ese mismo año cuarenta y nueve: "La novela devela el lado oscuro de la vida en la ciudad "(...); "el miedo y la oscuridad como único medio de escondite y de sobrevivencia", y aportaría "una visión original e interesante sobre la ciudad como espacio vital: no es el Cali salsero y pachanguero de siempre, sino por el contrario una ciudad que esconde amenazas, temor y violencia". (49)

Que viva la música de Andrés Caicedo, El Titiritero de Gustavo Alvarez Gardeazábal y Jaulas de María Elvira Bonilla dialogarían transtextualmente con Cali y sus discursividades sociales de la tercera modernización  (1970 hasta el presente). Postmoderna, más que mediatizada, fractal -en la visión de Baudrillard-, la ciudad literaria sería la calle como espacio novelesco, en la primera: "la novela se convierte en un itinerario espacial: Norte ®Sur® Centro, que es a su vez un itinerario musical: Rock®   salsa, y al mismo tiempo un camino hacia el deterioro". (50) En la segunda novela, aquella que no conservaría la memoria: "la generación que desde la Universidad y desde sus sueños de un mundo diferente busca una salida política y no encuentra más que la locura, la violencia y la muerte". (51) En la tercera, un intento de mirada femenina sobre el acceso de las élites a una modernidad incipiente: "La mirada de Kristal Ventura se hace protesta y la protesta se hace vida en la palabra" (...); la protagonista "ni se rinde ni es vencida". (52)
Cali, señala Navia Velasco, "no acaba de construirse en nuestro imaginario(...), apenas empezamos a entendernos como ciudadanos (y ciudadanas, añadiríamos nosotros), a vivir nuestra responsabilidad y relación con ese espacio en el que nuestra vida está tejida." (53) Proceso que, desde una perspectiva de género, desde 1926, proponía nuevas protagonistas sociales y comunicadoras, lectoras para devenir escritoras frente al orden simbólico patriarcal, masculino, para decirse pensándose y ser diciéndose y pensándose.

Lecturas en espiral  

 " Aprender a escuchar a la mujer ancestral esparte del conocimiento de nosotras mismas". 
 "La transgresora se atreve y avanza. La ancestrales una mujer que ya es. La transgresora es una mujer que trata de ser. Tratar de ser es una forma de ser que incluye el devenir como parte integradora de nuestrocrecimiento",( 54)
Liliana MIZRAHI   

Los ensayos El relato de Nay, en María, Ursula Iguarán la madre fundadora y Narradoras colombianas contemporáneas, serían escritos por Carmiña Navia Velasco en una dinámica y perspectiva de (re)lecturas en espiral.

Primero, por la concepción de la ensayista sobre la relación  lectura/ texto, sobre la cual nos hemos detenido a lo largo del presente trabajo: "Damos por supuesto que toda obra es abierta y por tanto no existe una lectura correcta: la lectura; existen múltiples lecturas posibles. Lo importante es su coherencia con el texto." (55) De esta manera, no solamente se proponen lecturas polisémicas, cuanto un trabajo de resignificación  opuesto a las  lecturas monológicas y aún sistemáticas que pretenderían aprehender desde un punto de vista dado la totalidad significante de un texto (relato, poema...). Se leería -desde un punto de vista epistémico- contra tradiciones culturales de la lectura o bien contra lecturas autorizadas y  de poder (institucional, académico...), mismas que podrían ser machistas o androcéntricas. En el trabajo de lectura se descentrarían tanto los saberes como los sujetos sociales y simbólicos establecidos. Desde una perspectiva de género, este trabajo del y sobre el y los sentidos podría a su vez de venir  innovador, libidinal y simbólicamente hablando, en pocas palabras, transgresor y liberador: ..." sólo en la medida en que  sepamos leer en clave correcta nuestra situación, podemos en cuanto mujeres, intentar una transformación". Y también: "Es imprescindible que aprendamos a mirar y leer con ojos nuevos: Es necesario construir nuestro propio método de lectura y aproximación al texto". (56) Ello, para escuchar reescribiendo silencios y develando  ocultamientos de sentidos, allí donde el y los poderes sociales los produzcan.

Segundo, por la metodología de Navia Velasco en el análisis textual: la ensayista se aproxima a un mismo texto o novela -en momentos diferentes de su trabajo investigativo- para leerlo, releerlo de forma interdisciplinaria en registro de significación complementarios. Siempre dia-lógicamente en los campos literario-cultural e historiográfico. Así tendríamos este segundo Cuadro de obras y protagonistas de ficción leídas en espiral, integrando procesos enunciativos, discursivos, narrativos:
Escritor-as
Obras
Personajes Femeninos
Jorge Isaács
María, 1867
Nay    (/ María)
G.García Márquez
Cien años de soledad, 1967
Ursula Iguarán
A. L. Angel
Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón, 1975
Ana
M. E. Bonilla
Jaulas, 1984
Kristal Ventura
Nay, heroína romántica ("consciente del sinsentido y sin valores del mundo en que ha caído"), atraería de manera inicial por su ternura, la fidelidad de su amor y sobre todo por "su dignidad nunca perdida ni menoscabada". Para Navia Velasco, "el relato de los amores de Nay y Simar tiene una importancia sustantiva en la novela de Isaács", María, quien, el mismo año de su primera edición publicaría el artículo Lo que fue, es y puede llegar a ser la raza africana en el Cauca. Artículo que, intertextualmente se relacionaría con la novela y transtextualmente, polemizaría y tomaría partido contra la esclavitud: "María en cuanto texto, dialoga con textos y discursos en los que la temática racial está presente"; entonces, dos tipos de  (re)lecturas de la obra: la primera, permanecería en la superficie de descripciones y situaciones de un mundo idílico sin fisuras ni conflictos; la segunda, descubriría marcas de "un mundo duro, opresor, arbitrario; desde esta lectura el relato de la reducción a la esclavitud de Nay y Sinar es contundente". Este relato se estructuraría, a su vez en abyme (57): "texto que explica y texto que refleja a manera de espejo". Así, la separación de los amantes africanos repetiría, antecediéndola, "la separación de los amantes colombianos"; asimismo en ambos dramas "uno de los dos polos de la relación muere". El narrador de María contaría su historia desde el recuerdo y la culpa, por eso "Efrain no puede contar solamente la historia de amor, la novela aparente, sino que tiene que descargar en ella subrepticiamente, como un contrabando de ignominia, la historia que lo angustia". Con una múltiple intención: "no sólo llegar a los orígenes de la desgracia de Nay, sino a los orígenes de su pueblo y su raza". Nay y María irían más allá que sus varones: "Y las dos se convierten en paradigmas de situaciones, sentimientos, destinos y valores ". De igual forma, María como novela cancelaría un universo que "ya no vuelve": Nay y María -protagonistas- cerrarían un círculo, "llevándose con su muerte toda posibilidad de recomenzar". Pero, el hijo de Nay será libre... resignificándose nuevas formas de relación, amores, caminos nuevos "para los afroamericanos, y sus descendientes". (58) 

Ursula, releída y reescrita por Navia Velasco, sería una protagonista construida en "la relación de amor que a través de la obra, se produce entre la voz narrativa y la figura de Ursula Iguarán". El narrador, " no (podría) desembarazarse de ella", a lo largo de Cien años de Soledad. Esto, porque Ursula se convertiría en "una luz que va dando claves al lector para evaluar acontecimientos y personajes". Asumiendo así una función significativa, simbólica: "regresar continuamente la historia, la familia y el pueblo al pasado."  Ella es la  memoria que no permite que las cosas se desvíen de sus orígenes. Entonces, "la verdadera fundadora", principio de realidad, tanto para su núcleo familiar cuanto para organizar a Macondo "por los caminos correctos", en una actividad que se calificaría como familiar/ cívico/ política; hasta el final: "Macondo no era destruible mientras su fundadora viviera". (59)

El monólogo de la protagonista de Jaulas, Kristal Ventura, evocaría -desde la reclusión y la parálisis- "su infancia de mujer, su vida en la universidad y en la ciudad " (:) "Desde ese monólogo, Kristal Ventura destruye el mundo que la ha inutilizado y busca las llaves de su posible libertad". (60) Jaulas sería la re-creación de Cali de los años setenta, en sus imaginarios colectivos, mismos de la juventud y la mujer, quien, ante la crisis de los modelos educativos (recuérdase la fragmentación o ‘fractalización' discursiva y espacial, urbanas; de la ética pública en la corrupción política y axiología lábil de los micro y macrouniversos de la droga y el tráfico de estupefacientes, la derrisión de las utopías revolucionarias de transformación social y nuevas intersubjetividades en la justicia, la convivencia y simbolización), buscaría "una autonomía y un lugar en la sociedad y en el mundo", sin que ni la mujer ni la juventud encuentren "un horizonte seguro por el cual transitar". (61) Ya rescribíamos que en  Jaulas su protagonista "ni se rinde ni es vencida", rompiendo su prisión interior "a la que como mujer es condenada por la familia y por la sociedad (...), por medio de esa reflexión evaluadora que coloca a todo y a todos bajo su ojo crítico del que no escapa nada". (62) Por ello Kristal Ventura re-nacería, se resimbolizaría libidinalmente en la palabra.

Las propuestas y obras narrativas de Alba Lucía Angel -entre las cuales Navia Velasco relee Estaba la pájara pinta sentada en el verde limón -serían las más acabadas, las más continuas y coherentes en el contexto literario femenino colombiano. En Estaba la pájara pinta..., "la narración quiere recorrer el siglo en la ajetreada vida nacional", encontrando en el asesinato de Gaitán (1948), "un punto de partida y de llegada." (63) "La novela articula lo regional y lo nacional". Narrativamente, cada hecho sería contado desde diferentes voces: "Voces y criterios de mujeres jóvenes y mayores (que) pueblan el texto y revisan los acontecimientos". (64)

Silvia Galvis publicará en 1991, Viva Cristo Rey. Desde la fundación de Himeneo (1880), buscando por un largo trecho histórico entre la guerra de los mil días y los inicios del Frente  Nacional, la novela se enunciaría desde distintas voces, a su vez "evaluadas siempre por el ojo acusador y demandante de dos mujeres en busca de su palabra y de su libertad". En espacios diferenciables pero reversibles del afuera y del adentro, se gestarían las violencias en el país. Alejo Dorado iría de la radicalidad a la moderación política; a su vez los conservadores, como personaje colectivo o actante, encontrarían "el sustento ideológico y moral que necesitan para su tropelías en el discurso religioso que los justifica y exonera de cualquier  posible culpa" (mismo del orden simbólico patriarcal, auto-referencial). De forma directa, "la novela (plantearía) que es la religión, la fuente de mayor agresión contra la mujer... y por eso mismo la mayor fuente de su dolor y su aniquilamiento como ser social", esto desde "una clara y decidida visión y opción de género". Rosalía -sujeto/ mujer- tendría las tradicionales funciones familiares como esposa y madre, y su relación con Alejo estaría  condenada al fracaso. Rosalía se vinculará a las reivindicaciones femeninas, apoyando nuevas formas de lucha social. Mirado hacia atrás en la novela de Silvia Galvis, nuestro país de las violencias protéicas, fracturado o fractalizado a niveles del sentido, "es un país que la única luz que nos deja, es la compañía y solidaridad de las mujeres". (65)

Finalmente, dos importante novelas fin/ comienzo de siglo son estudiadas por Navia Velasco: De sobremesa -releída desde la imagen de la mujer construida en el relato de José Asunción Silva: "una construcción simbólica que dialoga con otras construcciones simbólicas", siendo aquí las mujeres cruce o diálogo transtextual- y Phinées - en cuanto novela incomprensiblemente silenciada por la crítica-, de Emilio Cuervo Márquez.

La novela de Silva se elaboraría en diálogo ambivalente entre el París de la modernidad finisecular y la Bogotá del interminable siglo XIX, de una modernidad imposible mutada en modernización... La  situación de la mujer en  París (y Europa) habría conquistado posibilidades para su libertad en la cotidianidad, sexualidad y creatividad o innovación; en Bogotá (y Colombia), continuaría su dependencia y control por parte del varón y orden simbólico patriarcal, viviendo y asumiendo además en carne propia la Regeneración y sus instituciones conservadoras hispanizantes y represivas del cuerpo, educación (lectura y escritura), sexualidad y placer, y creación. París sería urbe de la mujer transgresora; Bogotá, de la mujer ancestral. El narrador de  De sobremesa, ciudadano de fin de siglos (en plural) sería ante las mujeres "un sujeto totalmente escindido". Las páginas del Diario leído por José Fernández a sus amigos (mismos de  un escindido orden simbólico masculino), estarían habitadas "por sombras y por imágenes de mujeres, históricas, literarias, legendarias", no individualizados. Las mujeres todas se inscribirían en una visión negativa (símbolo a su vez del hastío o "spleen" urbano); con excepción de Helena, única y diferente. Así, la relación de Fernández con estas sería vivida como lasciva, insaciable, pecaminosa y por lo tanto, culpabilizadora; con la Helena simbólica, la fijación del deseo y la imposibilidad de su realización, asimismo su salvación por un sentido tradicional inscrito en una figura femenina familiar. Pero, esta construcción de la imagen salvadora de Helena estaría contaminada por la muerte: "Una vez más la mujer no califica, su camino de salvación apunta en una dirección: La Muerte (sistema patriarcal que excluye, expulsa a la mujer)". (66)
Phinées, de Cuervo Márquez, publicada en 1909, haría parte de un conjunto de obras que "configuraron un cuerpo importante de narrativa modernista en Colombia". Phinées, "un joven  judío, perteneciente a la nobleza y al partido político-religioso de los saduceos", en el contexto histórico palestino del siglo I antes y después de nuestra era. Joven, hermoso y rico, la suerte y la fortuna le sonreirían, pero, de manera paradójica, por su escepticismo y cosmopolitismo, experimentaría un vacío en su existencia, vacío que intentaría llenar "con la filosofía y el arte, ya que se trata de un judío ateo". Phinées conocería el amor con Cornelia, transformando el horizonte de su vida. No obstante, enfermo de lepra, su respuesta a la realidad cotidiana sería "la rebeldía, la amargura y hasta el asesinato". Luego vendrían el encierro y el aislamiento en su propiedad, y más tarde, después del encuentro con Jesús de Nazaret, una radical transformación a través de "un viaje por el interior de sí mismo". La escritura de ficción de Cuervo Márquez dialogaría críticamente en Phinées con las instituciones y discursividades ortodoxas de la Regeneración en Colombia, inscribiéndose por ejemplo en un eje literario y cultural que anunciaría "un cristianismo diferente, atravesado por preocupaciones sociales y claras referencias utópicas", como en El Padre Casafús de Tomas Carrasquilla o bien en autores como Manuel Ancízar y Santiago Pérez, éste último quien abogaba por una desacralización del  Estado al tiempo que por una despolitización de la Iglesia. El final de Phinées, se ubicaría en "el debate del siglo XIX®   el cristianismo es superior al paganismo", y Cuervo Márquez ..".(soñaría) y (redimensionaría) un cristianismo utópico, anclado en lo más puro de la tradición marginal de la Iglesia". Así, ..."la axiología decadente, (quedaría) definitivamente derrotada, en su lugar (habría) triunfado una axiología de la solidaridad, del compromiso social y político, de una religión racional que (podría) dar sentido aún a  las vidas aparentemente más absurdas." (67)  Sentido de igual forma para los y las sujetos (as) de la escritura de ficción o poética o también ensayística en el siglo XXI, en su mayoría habitantes de la ciudades mestizas del país y latinoamérica.

En la ciudad mestiza 

 " On emploiera le mot métissage pour désignerles mélanges survenus au XVIe. siècle sur lesol americain entre des êtres, des imaginaires et des formes de vie issus de quatre continents-Amérique, Europe, Afrique, Asie. Quant au ter-me hybridation, on l´ appliquera aux mélangesqui se développent à l'interieur d'une mêmecivilisation ou d'un même ensemble historique (...) et entre des traditions qui coexistent souventdepuis des siècles", (68)
Serge GRUZINSKI 

Gruzinski reconceptualizaría el mestizaje, en tanto dinámica fundamental, una clase de objetos de saber, "frente a los cuales el historiador parece bastante desarmado": (69) mezclas, en tierra americana, a partir del siglo XVI, de seres, imaginarios y formas de vida de cuatro Continentes.
Para Navia Velasco, esta dinámica fundamental sería a su vez "superposición de realidades distintas o contradictorias" y  "síntesis étnica y cultural", incluyéndose en lo cultural las mezclas y síntesis de imaginarios y formas de vida cotidianas en las ciudades colombianas y latinoamericanas: "el mestizaje configura nuestra historia, y de manera especial, la ciudad es el espacio  privilegiado de su gestación y de su expresión". Ontológicamente, nuestro mestizaje originaría una nueva forma de ser hombre y mujer, y su correlato, otras formas de decir ese hombre y esa mujer en la ciudad, decir de la ciudad, ciudad del decir, como casa del ser. (70)

Los mestizajes, las hibridaciones (mezclas al interior de un mismo conjunto histórico, civilización, o bien, entre tradiciones coexistentes durante siglos: poder y religión, ciudad centrada y ciudad real o subalterna, lengua castellana y americanas, partido y proyecto liberales y partido y proyecto conservadores, centro y región y departamentos; educación católica y educación libre...) en la terra nostra, se iniciarían como un "encontronazo", sucedido de atropellos y violaciones de parte de los conquistadores y colonizadores europeos; ante lo cual se asumirían la y las resistencias, y en estas últimas, tendríamos "la clave de nuestro porvenir". Los europeos ignorarían, desconocerían lo que encontraban, leyéndolo todo "desde sus categorías y expectativas", sin interrogarse ni profundizar; los vencidos a su vez nunca habrían concedido legitimidad a los vencedores. Ni ayer ni hoy (en el presente de otros contextos globalizantes). En suma, procesos y dinámicas de la Conquista y la Colonia habrían sido "de crueldad y destrucción que sirvió de cuna a nuestra civilización  mestiza", mestiza e híbrida, frente a los cuales las resistencias configurarían a lo largo de nuestra historia: "violencia gratuita y desmedida, religiosidad sin ética, separaciones étnicas radicales, desconfianza y temor en nuestras relaciones y sobre todo: poca o ninguna voluntad de encuentro".
Conquistadores y colonizadores habrían establecido un mundo rural, pero, referido a pequeños o grandes núcleos urbanos.  Pretendiendo "trasladar Europa al nuevo mundo y construir lejos de su tierra natal una especie de Tierra-madre sustituta, que fuera una fiel o mal copia anterior. Ignorando por cierto a los habitantes del mundo descubierto". La ciudad para los europeos sería el mal necesario; allí en el espacio de los signos llamado por Angel Rama ciudad letrada y escrituraria en la relación espacio/ poderes del centro de la cuadrícula, ubicaría a la familia extranjera, "lo más incontaminada posible". Así, ordenada en y desde el centro de los poderes y de las discursividades patriarcales pero escindida espacial y libidinal y simbólicamente, "la ciudad fue desde sus mismos inicios -lo que sigue siendo hoy- un mundo ambivalente: deseado  odiado, buscado y temido...". La casa del ser, en el decir-se y ser-dichos urbanos, discursiva, cotidiana, temporal, espacialmente se escindiría ( siempre en la ‘diglosia' señalada por Rama), al separarse la ciudad de los signos del orden y poder  hegemónicos de la real o subalterna"... la ciudad nuestra es una formación socio-espacial y cultural que mira hacía otro lado, hacía fuera de sí misma. No se trata ya de que se ignore el pasado aborigen, sino que el mundo que está naciendo se da la espalda, no se mira a sí mismo, no se comunica  consigo mismo, no intercambia.... mira a otros, depende de otros, comunica a otros". Pero, los habitantes populares de la ciudad real -y republicana, en el siglo XIX y modernizada una y otra vez y postmoderna, en los siglos XX y XXI- imprimirían en sus dinámicas sociales cotidianas "otro sello: el del mestizaje". A diferencia del campo y su economía y relaciones de producción y propiedad de las haciendas -haciendas que darían paso a la construcción de barrios en el siglo XX-, en la concentración urbana de la conquista y la colonia se vivirían "las mezclas, las mutuas influencias, las contaminaciones", en una palabra, el mestizaje.

Navia Velasco destacaría, primero, el papel de las mujeres en este proceso constructivo de tejido social y cultural: "Son ellas, todavía hoy, las que fundamentalmente realizan el intercambio", mismo del cual hablaba Jean Duvignaud, en la cotidianidad; y luego la religión, como "una forma de institucionalizar el mestizaje", por ejemplo, en tanto símbolo del pueblo mexicano, la Virgen de Guadalupe.

En su decir-ser, en la tensión del mestizaje específico que conjuga -superponiéndolas- dicciones, contradicciones y diferencias, "cada una de  nuestras ciudades se configura desde su resistencia" . Cali por ejemplo, configuraría sus imaginarios e identidades en su proceso de modernizaciones urbanas, "anclando su cultura en tradiciones y formas de ser negras". Por ejemplo, en el campo musical, a partir de los años sesenta, ritmo, melodías y letras de la salsa podrían leerse como "toma de conciencia de una identidad urbana". (71) Por las múltiples migraciones -producto del desarrollo industrial, comercial y agroindustrial, como también de las violencias proteiformes desde hace cincuenta años-, la ciudad crecería aceleradamente, se poblaría y reurbanizaría descentrando la traza original, colonial. Se masificaría: "Masa significaba entonces la visibilidad de un nuevo actor social cuya existencia exigía la destrucción de una sociedad profunda y radicalmente excluyente". Más todavía: "las masas descentran la ciudad, desestructuran la ciudad". En dinámicas de desterritorialización que, en las resistencias desde los ámbitos de las culturas regionales y de los barrios, implicarían procesos de "reterritorialización, de recuperación y resignificación del territorio como espacio vital desde el punto de vista político y cultural".(72)  En efecto, Navia Velasco afirmaría con relación a las dinámicas urbanas en/ desde los barrios populares: " En ellos fundamentalmente se teje y se desteje la cultura" (agregaríamos, en plural, las culturas)" de la resistencia que, incorporando lo nuevo, mantiene por sus venas sangre antigua". Y complementaría: " En esa marginalidad y resistencia también se hace el mestizaje, pero se hace desde otros parámetros: sobre la raíz de lo indígena o lo negro, se procesa lo blanco"; esto, reinventándose nuevas síntesis. Síntesis que recuperarían espacios públicos y usos colectivos como, por ejemplo, espacios de fiesta. Pero, las dinámicas de desterritorialización serían también aquellas de la pérdida de la memoria y el sentido en la fragmentación (diríamos, fractalización) urbana, dinámicas de violencia y muerte. Por ello, "el mestizaje también podemos entenderlo como un tejido amalgamado de realidades de muerte y realidades de vida que se entrecruzan, se entorpecen e iluminan mutuamente".

Pero, las barriadas populares podrían ser espacios de consciencia popular y ciudadana y construcción sociocultural, situándose allí "el futuro de una raza integradora, de una raza síntesis ". Como lugares de sensibilidad inédita, de nuevas solidaridades, de ternuras -a través de la mujer que sería memoria y eje de esa ternura- por construir: hacer en el decir y decir en el hacer ciudades de la utopía en "la hermandad y el encuentro (...), la ternura y la reconciliación de los cuerpos". Construcción sociocultural alternativa, más allá de las dicotomías entre, por ejemplo, continuidad o ruptura, progreso o subdesarrollo, modernidad o postmodernidad, o bien, modernidad o modernización, centro o periferia, masculino o femenino, paz o guerra, blanco o mestizo, ciudad o naturaleza...: " cultura que no sea sólo fruto de la resistencia y el disfraz, del silencio y la trampa, sino que sea ante todo, el fruto deseado de una búsqueda voluntaria". Una cultura del encuentro y de nuevo del mestizaje -en las raíces históricas y aun genéticas- y de la hibridación, en las  ciudades latinoamericanas y colombianas generando, en y desde lo barrios, reterritorialización y memoria, poderes populares, mismos de la sociedad civil, hacia la comunión con la tierra, el sentido de la fiesta, la relación conciliadora con el cosmos y el cuerpo (una ecosofía), paciencia histórica... (73) Reinvención de lo cotidiano, (74) reeducación en la misma vida cotidiana, (75) decires y usos, diálogos de ciudad en la solidaridad, comunicación y simbolización, justicia y ética pública, convivencia, arte de vivir y dones gratuitos. (76) En fin, en la u-topía...

NOTAS:
1. Julia KRISTEVA en Le langage des femmes/ les Caliers du Grif, Edit. Complexes, Belgique, 1992. p.p.57-66.
2. Carmiña NAVIA VELASCO, Mario Benedetti: una apróximación crítica, Otra vuelta de tuerca, Cali, 1983 ; Judith- Relato feminista en la Biblia, I.A.P.S., Bogotá, 1988; La carta de Santiago, I.A.P.S., Bogotá, 1989.
3._______________________, La mujer protagonista en la narrativa colombiana, Edit.El Buho, Bogotá, 1992; El Dios de las mujeres, Paulinas, Bogotá,1998, La nueva Jerusalén Femenina D.E./,C.C.P.M, Bogotá, 1999.
4.Pierre BOURDIEU, Por una antropología reflexiva, Grijalbo, México, 1995. Un campo se definiría como "una red o configuración de relaciones  objetivas entre posiciones. Estas posiciones se definen objetivamente en su existencia y en las determinaciones que imponen a sus ocupantes, ya sean agentes o instituciones, por su situación actual o potencial en la estructura de la distribución de las diferentes especies de poder (capital)", p.60.
5. Rubén JARAMILLO VELEZ, Colombia: La Modernidad postergada,  Argumentos/ Temis, Bogotá, 1994. La Constitución Nacional de 1886, y el Concordato firmado en 1887, reestablecerían las relaciones y determinaciones axiológicas de poder -Estado/Iglesia- heredadas del absolutismo español. De manera  temporal, se produciría así un sincretismo entre lo premoderno y lo moderno, una "modernización en contra de la modernidad", p.45.
6. Escribe Angel RAMA en La ciudad letrada: "La palabra clave de todo este sistema es la palabra orden , ambigua en español como un Dios Jano (el/la), activamente desarrollada por las tres mayores estructuras  institucionalizadas ( la Iglesia, el Ejército, la  Administración) y de obligado manejo en cualquiera de los sistemas clasificatorios ( historia natural, arquitectura, geometría) de conformidad con las definiciones recibidas del término...", Ediciones del Norte, 1984, Hanover, p.5.
7. Pierre BOURDIEU, La domination masculine, Editions du Seuil,1998, París, pp.15-16. La traducción de éstas y de las sucesivas  citaciones son nuestras.
8. Angel RAMA, 0p. cit, pp. 1  a la 39.
9. Sobre la cuadrícula urbana en la fundación de ciudades en el continente americano, además de la obra mencionada de Rama, Urbanismo Hispano-Americano- Siglos XVI, XVII y XVIII, Jaime Salcedo., Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2da. edic, 1996 ( primero, el proyecto colombino y las factorías comerciales, avocado al fracaso; segundo, el ovandino y la fundación de ciudades y villas, gobernadas por cabildos municipales: la traza paradigmática de Santo Domingo). La Plaza Mayor -El urbanismo, instrumento de dominio colonial, Miguel Rojas -Mix, Muchnik Editores, Barcelona, 1978. Latinoamérica: las ciudades y las ideas, J:L: Romero, Siglo XXI Edit. , Sobre la traza de la ciudad Santiago de Cali, Historia del desarrollo urbano en Cali, Edgar Vásquez B., Universidad del Valle, Cali, 1980; en éste se especifican las relaciones espacio-s central-es/ poderes establecidos o élite-s. En La pensée métisse, Fayard, París, 1999, Serge Gruzinski reescribe en su diferencia  la refundación de ciudad México, hacia 1530, apoyado en las crónicas de Motolinía: "Hispano-india y medioevo-renacentista, la ciudad nueva se desarrollaba en una frontera (l'entre-deux) indefinible que separa la aglomeración vencida, el altepetl prehispánico, los modelos imaginarios de los conquistadores, las ambiciones urbanas de nuevos linajes y las capacidades efectivas de reconstrucción" (...). " A la confusión de espacios se (sumaba) el desarreglo de los referentes temporales, nacido de diferentes temporalidades enfrentadas", pp.66 y 67.
10. Pierre BOURDIEU define el capital simbólico en Les règles de l'art, Seuil, París, 1993, por oposición al capital económico. El primero se inscribe en el campo literario autó-nomo, mundo económico al revés: se gana en el terreno simbólico, lo que se pierde en el terreno económico, determinado éste último por el mercado.
11. Desborde libidinal y castigo en las ciudades occidentales: "Así se impone la ley del valor y del trueque en las relaciones pasionales: a quien comete una falta se le impone el precio de un castigo físico o simbólico. El precio de la sangre deviene el símbolo de las cosas producidas, y el equivalente de un perjuicio. Un precio que se paga", Jean DUVIGNAUD,"Lieux et non lieux, Galilée, París, 1977, p.30.
12. Angel RAMA, Op.cit, pp. 41 a la 69.
13. Jean FRANCO, Tendencias y prioridades en los estudios literarios latinoamericanos" Escritura, N. 11, 1981, p.7-19.
14. Jesús MARTIN, "Dinámicas urbanas de la cultura, Gaceta N12, Bogotá, 1991.
15. Roberto HERNANDEZ O., Simón Rodríguez -Pensamiento educativo, Edit. Faid, Cali, 1998: "La educación democrática y popular, enarbolada contra el elitismo reinante y encaminada a postular el derecho a la cultura, parte del concepto de que a la enseñanza deben acceder todos los ciudadanos del país dado, independientemente de las riquezas que posean, del color de la piel o del sexo a que pertenezcan o de la cosmovisión y religión profesada" ( los subrayados son nuestros, C.V-Z.), p.82.
16. Myriam JIMENO, "Región, nación y diversidad cultural en Colombia en R. SILVA ( edit), Territorios, regiones, sociedades, Univalle/Corec, Bogotá, 1994, pp.65-78.
17 . Julia KRISTEVA, Op. cit.,pp.61-62. En esta perspectiva de la innovación, releamos el exergo a estas notas producto de un decir otro al orden simbólico patriarcal impuesto a los habitantes (ellos y ellas) de la urbe o civitas para conservar y asegurar la forma social -la sociedad clasista, ayer escrituraria y aristocrática, en la situación histórica colombiana: " Y este decir no es más <hombre> que <mujer>,  generalizado, este decir es específico e incomparable; y como tal, solamente, una innovación, un eventual aporte a una civilización lúcida y consciente de sus obligaciones sin nuevos totalitarismos".
18. Carmiña NAVIA VELASCO, Op. cit., p.122.
19. Ibidem, pp.8-9.
20. Ibidem, p.8.
21. Ibidem,p.122.
22. Ibidem, p.121.
23. "La imposibilidad de ser", sintetizaría a María, Tránsito y Manuela; la condición de género conllevaría "un destino fatal al que es imposible escapar", en el caso de Inés, Op. cit, pp.33-44.
24. Op. Cit, pp.45-59.
25. Ursula y la pareja de "El Coronel..." Op.cit, pp.60-68. Y Angela Vicario, " la resistencia que venció", pp.112-120.
26. Op.cit, Catalina, pp.72-77; M. Eugenia, pp. 95-101; María del Carmen, pp.101-107; Vicky, pp.107-111.
27. Catherine CLEMENT/ Julia KRISTEVA,  Le feminin et le sacré, Edit. Stock, París, pp. 19 y 27-28.
28. Carmiña NAVIA VELASCO, La poesía y el lenguaje religioso, Edit. Facultad de Humanidades. Universidad del Valle/ Edit. Xavier, Cali, 1995.
29. Jean BAUDRILLARD,  La Transparence du Mal, Galilée, París, 1990. Estadio fractal, viral o irradiado del valor: " no existen referencias, el valor irradia en todas direcciones, en todos los intersticios, sin referencia a cosa alguna, por pura contiguidad. En este estadio fractal, no hay más equivalencia, ni natural ni general, no existe propiamente dicho ley de valor, quizá una especie de epidemia del valor, metástasis general del mismo, proliferación y dispersión aleatorias", p.13.
30. Ver Introducción en  La poesía y el lenguaje religioso, pp.7 a 13.
31. Op. cit, p.120.
32.  Op. cit, esta y las citaciones anteriores. pp. 15 a la 67.
33.  Catherine CLEMENT/ Julia KRISTEVA, Op. cit, p.26.
34. Carmiña NAVIA VELASCO, Algunas conclusiones, Op.cit, p.123.
35. Erna von der WALDE - Elizabeth Lozano en Mapas nocturnos", Universidad Central / Siglo de Hombre Editores, Bogotá, 1998, p. 160 y p. 173.
36. Erna von der WALDE, "Ciudad letrada y aldea global en Mapas Nocturnos, Op. cit. pp.162 y 163.
37. Jean DUVIGNAUX, Op. cit, pp.13-14.
38.  Erna vopn der WALDE, Op. cit, p.161.
39. Elizabeth LOZANO,  La ciudad: ¿ un mapa nocturno para la comunicación? en Mapas   Nocturnos, Op. cit, 175.
40. El campo de lo que  denominamos mediaciones se halla constituido por los dispositivos a través de los cuales la hegemonía transforma desde dentro el sentido del trabajo y la vida de la comunidad", Jesús MARTIN, De los medios a las mediaciones, Barcelona, G. G., 1987, p. 207.
41. Carmiña NAVIA VELASCO, "La ciudad literaria de las mujeres,  manuscrito.
42. Tomás QUINTERO ECHEVERRI, Poemas de la ausencia, Decanatura de Cultura/ Universidad del Valle, Cali, 1993, p.79.
43. En Página femenina, diario Relator, Cali, 1926.
44. Carmiña NAVIA VELASCO, La novela colombiana en las dos últimas décadas, Poligramas N. 13, Universidad del Valle, Cali, 1993. En este ensayo Navia Velasco se detendrá en Bogotá, Medellín y Cali,  literarias, posteriores a la narrativa garcía marquiana, que posibilitaría "las condiciones inmediatas para la aparición de la novela moderna", a  partir de los años setenta, transformando las relaciones entre autores/ narradores y lectores y por consiguiente la vida literaria en el país, pp.127-141.
45. Carmiña NAVIA VELASCO, El Cali literario, manuscrito.
46. Ibidem,  La novela colombiana en las dos últimas décadas,p.136.
47. Ver en Serge GRUZINSKI, Op. cit, el concepto de mestizaje, que retomaremos más  adelante.
48. Alejandro ULLOA,  "La salsa en Cali, Pontificia Universidad Bolivariana, Medellín, 1986.
49. Carmiña NAVIA VELASCO, La novela colombiana en las dos últimas décadas, p. 135.
50. Ibidem, p. 136.
51. Ibidem, p. 136.
52. Ibidem, pp.149 y 139 Carmiña NAVIA VELASCO, El Cali literario.
53. Liliana MIZRAHI, La mujer transgresora, Emecé, 6ta. Edic., B.A., 1991,pp. 81 y 83.
54. Carmiña NAVIA VELASCO, Judith-Relato feminista en la Biblia, Op. cit.,p.10.
55. Carmiña NAVIA VELASCO, La mujer en la Biblia- Opresión y liberación, Op. cit. pp. 36 y 37.
56. El término -popularizado por André Gide- de mise en abyme designa indistintamente "toda modalidad auto-reflexiva de un texto o de una representación figurada", Lucien DALLENBACH, Dictionnaire des Genres et notions littéraires, E.U. et A. Michel, Paris, 1997, p.11.
57. Carmiña NAVIA VELASCO, El relato de Nay, en "María, manuscrito.
58. _______________________, Ursula Iguarán la madre fundadora, manuscrito.
59. _______________________, La novela colombiana en las dos últimas décadas, p. 139.
60. _______________________, Narradoras colombianas contemporáneas, manuscrito.
61. _______________________, La novela colombiana en las dos últimas décadas, p. 140.
62. _______________________, Narradoras colombianas contemporáneas.
63 _______________________, La novela colombiana en las dos últimas décadas, p. 138. Léase también de manera complementaria, Alba Lucía Angel: el discurso de la insubordinación, de M.M. Jaramillo en ¿Y las mujeres ¿ Ensayos sobre literatura colombiana, Universidad de Antioquia, Medellín, 1991, pp.208-213. En la novela, "la historia particular se va escribiendo en la historia colectiva(..). Las secuencias de lo anecdótico personal narradas por Ana, se alternan con las de lo colectivo narradas por medio de recortes de prensa, de noticias de radio, de cartas que le envía Lorenzo a la cárcel. Una historia se apoya en la otra. La historia colectiva cobra credibilidad al ser narrada por un testigo ocular".
64. Carmiña  NAVIA VELASCO, Mujer, Religión y violencia- "Viva Cristo Rey" novela de Silvia Galvis, manuscrito. En Escritoras colombianas del siglo XX de M.M. Jaramillo/ B. Osorio, en  Las mujeres en la historia de Colombia, Norma, Bogotá, 1995, pp. 158-212, se adelanta una lectura de la novela de S. Galvis alrededor de las vidas paralelas de Visitación Jinete y Rosalía Plata en clave histórica nominal, presentándose como reduccionista frente a otras posibilidades significativas de la obra.
65. Carmiña NAVIA VELASCO, Imagen de la mujer en De sobremesa", publicado de manera inicial en Serrano O., E y Otros, De sobremesa-lecturas críticas, Facultad de Humanidades/Universidad del Valle, Cali, 1996, pp. 137-178.
66. Carmiña NAVIA VELASCO, Phinées, novela incomprensiblemente  silenciada, manuscrito. Ver asimismo el artículo de NAVIA VELASCO, Jesús de Nazaret en la literatura colombiana, Gaceta Dominical N. 492, El País Cali, Abril 16 de 2000, pp. 4-7.
67. Serge GRUZINSKI, Op. cit, pp. 56-57, Los términos subrayados son nuestros.
68. Ibidem, p.54. 
69. Martín HEIDEGGER, De camino al habla, Edic. del Serval, Barcelona, 1990. El decir, el habla del ser. Reflexionar sobre la misma -en dimensión o campos culturales y literarios, urbanos- requeriría para el filósofo "adentrarse en el habla del habla para establecer nuestra morada en ella, esto es, en su hablar, no en el nuestro", p.11.
70. Alejandro ULLOA, Op. cit. pp. 337-402.
71. Jesús MARTIN, Op.cit, pp. 48-50. 
72. Carmiña NAVIA VELASCO, La cultura mestiza y la ciudad latinoamericana, manuscrito. 
73. Michel de CERTEAU, L'invention du quotidien, U.G.E., París, 1988. 
74. Joan- Carles MELICH, Del extraño al cómplice - La educación en la vida cotidiana, Anthropos, Barcelona, 1994. 
75. Jean DUVIGNAUD,  Le don du rien , Stock / Monde ouvert, París,1977, y El juego del juego, Fondo de Cultura Económica, México, 1982.

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