LAURA RESTREPO, LA CREACIÓN DE UN UNIVERSO LITERARIO Carmiña Navia Velasco







Laura Restrepo, nacida en Bogotá en 1950, se ha perfilado paso a paso como una gran escritora que recoge lo mejor de la tradición novelística, en el país. Su trabajo literario, investigativo y periodístico ha ido avanzando y profundizándose, ubicándola como un valor en las letras y el panorama cultural colombiano. Escritora amplia y compleja ha incursionado en múltiples géneros y formas de escritura, desde la crítica literaria hasta la literatura infantil, pasando por la crónica y la novela.

Nuestra autora, pertenece a esa generación de medio siglo en Colombia... los jóvenes y las jóvenes de los 60/70. Generación de múltiples intereses, compromisos, rupturas y aportes. Generación de sueños y utopías que heredó de las vanguardias una conciencia estética de renovación. Laura Restrepo en su vida personal ha sido precoz, por ello generacionalmente se ubica al lado de intelectuales como Alfredo Molano o Antonio Caballero, aunque por edad, podría estar más del lado de escritores como Jorge Franco o Consuelo Triviño y Ana María Rojas.

Con su libro: Historia de una Traición, reeditado por Norma, bajo el nombre Historia de un Entusiasmo,  se suma a otras mujeres como Rocío Vélez de Piedrahita, Vera Grave, Patricia Lara, Constanza Ardila... que están dejando oír la evaluación y la opinión femenina sobre la guerra y que están mostrando el rostro de mujeres implicadas en los procesos de la guerra y la paz. Igualmente con este texto, la autora realiza un ajuste de cuentas, con el estado y el establecimiento colombianos que no se comprometen a fondo en la construcción de una paz duradera (1).

Su narrativa de ficción se inicia en 1989, cuando a partir de la investigación sobre una leyenda histórica mejicana, publica su primer trabajo novelístico: La Isla de la Pasión. Esta es su primera novela y es necesario reconocer que se trata de una `pequeña obra maestra. En ella la autora logra  un universo literario en el que la fantasía y la realidad, los sueños y las angustias se entrecruzan, para logar en los lectores y lectoras una experiencia profunda en la que se fusionan el goce estético y la reflexión sobre un mundo que se desmorona por el abandono y la indiferencia de las dinámicas sociales dominantes, hacia aquellas dinámicas periféricas en las que se juega la vida en los límites. Esta novela es un acercamiento poético muy bien logrado, a la vida que florece y lucha por mantenerse en la liminalidad, a la vida que es posible únicamente, mediante una dinámica consciente de solidaridad.

Resulta imposible olvidar a esa tropa  de hombres y mujeres idealistas que se internan en la isla de la pasión,  a cumplir una misión que les ha sido encomendada: la misión de mantener la vida y generar la cultura en un espacio árido, inhóspito, cerrado y olvidado de todos. El destino de estos personajes, nos cala y nos exige en cuanto lectores, una postura clara y firme de empatía.

A nivel de estructura profunda, Historia de un Entusiasmo y La Isla de la Pasión, tienen el mismo núcleo: un pequeño grupo idealista, sosteniendo los sueños y las luchas, aislados y sin apoyo distinto a de ellos mismos. Ramón Arnaud y su grupo, se alimentan de la fuerza que nutre según planteamientos de la psicología social a los grupos pequeños:
“… se incita al individuo solidario con su grupo a excederse, literalmente y a no percibir sus propios límites… confesar su fatiga sería traicionar..
La moral resulta entonces de una cuádruple determinación:
* El sentimiento de estar juntos o cooperación de grupo
          * La necesidad de tener un objetivo
            * La posibilidad de observar un progreso en marcha hacia el objetivo
El hecho de que cada miembro tenga tareas especificas significativas que son necesarias para el cumplimiento del objetivo (2).

A partir de una dinámica similar a esta, Armaud organiza la vida en la Isla de Clipperton. Pero su entusiasmo y su cabeza aparentemente empiezan a vacilar, cuando el objetivo en lugar de acercarse se aleja en el océano inmenso. Es entonces cuando las mujeres y particularmente Alicia, asumen las banderas que les permiten subsistir y trascender de la historia a la mitología, a la irrealidad, a la literatura. Los náufragos de  Clipperton, se inscriben, a través de La Isla de la Pasión,  en el panorama de los personajes inmortales de la Literatura Latinoamericana.

Después de este texto, traslada definitivamente sus intereses y sus  escenarios a la geografía política, espiritual y simbólica colombiana, y continúa en la construcción de un universo narrativo cada vez más complejo, cada vez más profundo e igualmente, cada vez más femenino. Laura Restrepo lleva a sus lectores de la mano de su pluma encantada por diversos mundos, problemáticas y relaciones colombianas... haciéndole gustar y descubrir tradiciones, momentos, sueños, encantos, retos y utopías de esta cultura nuestra, olvidada en otros corredores distintos a los literarios o artísticos.

En 1993 publica Leopardo al Sol, novela muy bien recibida por la crítica, especialmente la crítica extranjera,  porque la verdad, en nuestro país la narrativa de esta autora no ha recibido aún la atención que merece. En esta obra la narradora se acerca con respeto, profundidad y fascinación al mundo guajiro... ese mundo de tradiciones milenarias, implacables e inamovibles, ese mundo de fidelidades  a ultranza y de violencias tormentosas. Esta novela nos regala una visión de un universo que casi siempre nos es muy desconocido al resto de los colombianos/as.

De alguna manera Leopardo al Sol pone en acto la legendaria dinámica Wayuu, descrita por Guerra Curvelo:
“La agresión o afrenta a un inidividuo Wayuu, desencadena un estado de tensión social que bien puede culminar en la compensación económica y el consecuente acuerdo entre las partes, o en un prolongado enfrentamiento armado. Las unidades sociales y políticas involucradas, inician el tránsito de un estado de tranquilidad, en el que la vida cotidiana del grupo transcurre alrededor de la coordinación de las tareas sociales y económicas habituales, hacia un estado de preparación de los individuos para el conflicto”  (3).

 A través de los primos Barragán y Monsalve asistimos a un momento clave de nuestra historia: aquel que de una manera u otra vuelve a interesar a nuestros novelistas más recientes: ese momento en el que se destruye un orden, en el que una tradición se hace pedazos, en el que surgen rutas nuevas todavía muy oscuras y la moral tradicional queda pendiente de hilos rotos. Momento que coincide en nuestro país con la penetración del narcotráfico y su modo de vida, en todos los estratos de la sociedad.

La maestría de Restrepo, consiste precisamente en integrar en su ficción, en un universo convincente: las tradiciones Wayuu, las dinámicas del narcotráfico y una parábola sobre el destino colombiano, leído en clave del mito de Caín y Abel y de la maldición de Caín.

Estas familias unidas no sólo por los lazos de sangre, sino por la opción de vivir en comunidad de ideas, cotidianeidad y sentimientos son las fieles guardianas de leyes ancestrales:
"Salvo que los niños Monsalve eran verdes y los Barraganes amarillos no había diferencia entre ellos. Al padre y al tío les decían papá, a la madre y a la tía les decían mamá, a cualquier anciano le decían abuelo, y los adultos, sin hacer distingos entre nietos  hijos o sobrinos, los criaron a todos revueltos, por docenas, en montonera, a punta de voluntad, higos y yuyos secos..." (4).

Al iniciarse el relato esa unidad se rompe, y una vez rota ya no  se puede recomponer más, es la maldición de la sangre, la maldición guajira, en algunas cosas similar a la maldición gitana:
"Entre nosotros la sangre se paga con sangre. Los Monsalve  vengarán a su muerto, tú pagarás con tu vida, tus hermanos los Barraganes harán lo propio y la cadena no parará hasta el fin de los tiempos -rabia el anciano encarnizado, fanático, decidido a no ceder antes las súplicas... Esta es una tierra sin Dios ni evangelios, aquí sólo valen lo que dijeron los ancestros... Nuestra única ley es la que escribe el viento en la arena y nuestra única justicia es la que se cobra con la propia mano..."  (5).
Parece que sobre estas tradiciones de venganzas mutuas  - hasta el fin de los tiempos - se escribió entera la historia de Colombia.

La novela nos muestra entonces cómo, a partir de este primer crimen -Caín que mata a Abel- el mundo se derrumba y surgen nuevas leyes, nuevos juegos, nuevas posibilidades y patrones de conducta alternos y radicalmente distintos. Rueda el oro, el dinero... el desierto se convierte en ciudad, la costa se une con el centro.... y el poder, el ansia de poder, de dominio, de venganza... se instaura en el corazón de las viejas tradiciones y familias.

No sólo se derriba un sueño de hermanos y una vida apacible, conjuntamente con esta ruina, se cae hecho pedazos el mundo patriarcal... Los acontecimientos que señalan la huida de Alina Jericó, la muerte de Mani Monsalve, y el nacimiento de ese hijo que, fruto del amor, debe   cambiar el apellido para cortar la infinita cadena de venganzas... ese hijo que nace en territorio neutral y moderno (un no-lugar, en términos de la antropología moderna): un avión... nos anuncian precisamente el fin de un universo y el surgimiento de otro. La desesperanza se instaura, sin embargo, porque ese nuevo universo debe nacer en el exilio y porque el futuro no se percibe muy claro.

Leopardo al Sol, es una parábola del destino colombiano en el que una violencia antigua y ancestral se enlaza con la siguiente y la muerte entre hermanos se moderniza y se traslada a escenarios distintos y novedosos, sin que se vislumbre en el horizonte la paz.

Un escenario muy distinto es el que se dibuja y perfila en su siguiente novela: Dulce Compañía, premios Sor Juana Inés de la Cruz y Prix France Cultura.  En esta obra Restrepo logra combinar muy bien tradiciones y contradicciones de este país real-maravilloso  en el que habitamos y nos habita. La novela en su aparente simplicidad articula varios mundos: la vida desorganizada y sola de una reportera de una revista light; las angustias, dolores y privaciones de un barrio popular/marginado en Bogotá y el mundo maravilloso y fantastico de los ángeles protectores y las adivinaciones del futuro, propio tanto de la pre como de la postmodernidad.

El relato se instala en un universo en el que se confunden fantasía y realidad, ángeles y demonios, sueños/deseos y proyectos... Se trata de un mundo en el que todo cabe y en el que todo es posible: la ingenuidad, la estupidez, la dulzura y ternura, la violencia y manipulación. La vida del barrio Galilea, con sus luces y sombras, su escasez y búsqueda, su religiosidad... desfila por las manos de la reportera y por las páginas de la novela.

La reportera (narradora), en la medida en que escribe se va encontrando a sí misma y va descubriendo un país que ha marginado parajes muy valiosos de su geografía.

El lector / la lectora, son llevados a través de una trama más o menos loca y extraordinaria, a las reflexiones sobre el bien y el mal, que llegan en los cuadernos escritos o dictados por el ángel o  por Manuel. Pero que son en últimas los escritos de Ara, la madre/mediadora de la palabra y la experiencia. Igualmente  son invitados/as a repensar, reubicar, revisar toda la tradición religiosa instaurada en la cultura popular: nacimiento predestinado, virgen madre, mesías, crucifijo/crucifija, tradiciones de purezas o impurezas...

En medio de todo este caótico mundo de los milagros, apariciones, fantasías... se teje la vida del barrio, de la migración, de la cárcel... todo ello con sus dolores y sus angustias. Se construye con mucha claridad el destino de abandono y orfandad de las mujeres y los niños en esta sociedad no sólo patriarcal, sino impune:
"El padre de mi hijo fue sólo una sombra, me dijo. Salió una noche de la oscuridad sin cara ni nombre, me tumbó al suelo y después se volvió humo... No me tuvo mucho tiempo, sólo el necesario para hacerme un hijo. Yo acaba de cumplir trece y el padre mío me tenía arreglado el matrimonio con un hombre rico, ya mayor que era dueño de un camión. Por eso al Padre mío, la noticia no le gustó nada.
Primero quiso que no tuviera el niño y me llevó donde una mujer que me dio de beber aguas amargas y me chuzó por dentro con agujas de tejer... pero mi niño no quiso salir, y siguió creciendo sin hacerle caso a la ira tremenda y a las malas amenazas que profería el padre mío...
Me secaron la leche del pecho y ya se llegó la hora de entregarme a ese señor. Pero el daño estaba hecho y él, aunque viejo, se iba a dar cuenta, porque yo había perdido la virginidad. Que se quería casar con una virgen que no conociera pecado, esa había sido su condición..." (6).

La mujer, madre del ángel, no logra nunca un verdadero espacio de libertad y pasa de ser manipulada por su padre, a ser manipulada por el cura, por la beata que monta un negocio a su costa, por su propio hijo... Los sueños de libertad que llega a impulsar su ángel,  no la tocan y en medio de esa huida por los montes, huida seudoépica, seudocómica, Ara se ve obligada a regresar al barrio, para seguir haciendo frente a su cotidianeidad aún renunciando a ese hijo que le había significado todo, pero que al final le fue robado definitivamente por la locura.

En sus cuadernos sin embargo, Ara se reencuentra con sus fuerzas más íntimas: una vida inconexa, ambigua, oscura… un misterio por descifrar. <en sus cuadernos ella trata –como Melquíades- de hallar las huellas de una ruta que le devuelva al hijo y al mismo tiempo la retorne a un camino de mayor luminosidad y felicidad… curiosamente encontrará esa huellas en los pasos de su pequeña nieta, que la amarrará de nuevo a la posibilidad de un futuro.

La madurez de la escritora aparece en un primer momento con LA NOVIA OSCURA.  Novela de grandes proporciones que constituye una  obra abierta en el sentido que da Eco a este término. Se trata de una novela total, concepto planteado ya hace alguna décadas por Vargas Llosa, quien al referirse a Cien Años de Soledad, habla de las características de la novela de la totalidad,  en estos términos:
"... creaciones demencialmente ambiciosas que compiten con la realidad real de igual a igual, enfrentándole una imagen de un vitalidad, vastedad y complejidad cualitativamente equivalentes. (La novela total pretende...) describir una realidad total, enfrentar a la realidad real una imagen que es su expresión y negación... (7).

En esta novela Laura Restrepo culmina varios de los caminos iniciados en su narrativa anterior. En primer lugar el proceso narrativo mismo, en el que perfecciona su manera propia de acceder a la construcción novelística. Desde una investigación socio/histórica, la narradora crea un universo ficcional, un mundo posible (8), en el que interactúan, para decirlo igualmente, en términos de Vargas Llosa, la verdad y la mentira. La novela se convierte entonces en una constante reflexión sobre la escritura, sus posibilidades, sus cauces y sus límites:
"Hablo a tientas de todo esto, porque a Sayonara no llegué a conocerla personalmente... (la narradora se refiere a Todos los  Santos, uno de los personajes más fuertes de su obra) ... Con ella trabé una amistad deliciosa en muchas tardes conversadas en el patio de la Olga, a la sombra de los cauchos benjamines, y por eso sería absurdo llamar investigación, o reportaje o novela, a lo que fue una fascinación de mi parte por unos seres y sus circunstancias. Digamos que este libro nace de una cadena de mínimos secretos revelados, que fueron deshojando uno a uno los días de Sayonara, buscando llegar hasta la médula” (9).

Esa voz narrativa, nos lleva de la mano y nos introduce a un mundo total, en el que la vida se anuncia, se origina, crece y decae... para morir finalmente, entre el río y la ensoñación. En Tora y en su espejo La Catunga se repite otra vez el ciclo vital: Génesis/creación, inauguración de la vida, momentos cumbres, presencia de la muerte, anuncio de lo que está por venir, consumación del tiempo... como Macondo, Sayonara y su mundo se desvanecen en el aire, "... Espejismos. Ustedes sólo vieron espejismos, que no son más que reverberaciones del deseo..." sentencia Todos Los Santos, con su crudeza, al final de la obra. En medio de este universo devorado por los sueños y por el deseo y la pasión, Todos los Santos no es sólo la voz de la experiencia y la sabiduría, sino la voz de la realidad.

La Catunga, el barrio de las prostitutas, funciona en la novela como un espejo de Tora:
“El espejo es una prótesis absolutamente neutra y permite captar el estímulo visual allí donde el ojo no podía alcanzar (frente al cuerpo propio, detrás de un ángulo, en una cavidad) con la misma fuerza y evidencia...” (10).
El barrio de las putas facilita entonces una conocimiento exhaustivo, desde adentro, desde los interiores más íntimos, más ocultos...  tanto de Tora, como de la Petrolium Company, como del río... y en últimas, una vez más, de la realidad del país, que es la que siempre está en juego en esta autora. En este barrio, en el solar en el que las mujeres se encuentran: las cosas, los acontecimientos y las personas son vistas desde el corazón y en una radical desnudez.

Tora y La Catunga, son un universo abierto en el cual  se juegan relaciones económicas, políticas, sociales, vecinales, de género, familiares... relaciones que tejen y destejen los destinos de esos personajes que pueblan la novela y que desde allí interpelan al lector y lectora sobre las suyas propias. La Novia Oscura, es además fundamentalmente una reflexión amplia y compleja  sobre el amor. Sobre sus posibilidades, sus angustias, sus soledades o desamores, sus goces... de una manera especial sobre sus límites.

En opinión de Sábato,
"La novela del siglo XX no sólo da cuenta de una realidad más compleja y verdadera que la del siglo pasado, sino que ha adquirido una dimensión metafísica que no tenía. La soledad, el absurdo y la muerte, la esperanza y la desesperación, son temas perennes de toda gran literatura. Pero es evidente que se ha necesitado esta crisis general de la civilización  para que adquieran su terrible y desnuda vigencia... La novela de hoy, por ser la novela del hombre en crisis, es la novela de esos grandes temas pascalianos..." (11).

Esta novela nos enfrenta a distintos tipos de amor y desamor: el familiar/materno, el fraternal/sororo, la pasión y encuentro de los cuerpos, las identidades del alma, el amor entregado incondicional, el amor de interés y de pago, la solidaridad incondicional, la comunión de destinos y de dolores... el amor concreto de la cotidianeidad y el día a día, el amor que consume y mata en su idealización. Igualmente a las ausencias y faltas de todos estos amores, de todos estos deseos... a las frustraciones, traiciones, olvidos...

Todos los Santos, Sayonara, el Payanés, el médico... todas ellas/ellos nos muestran una cara distinta, una característica específica de este camino no sólo totalizante, sino globalizante del amor. Sayonara abandonada tanto por su madre, como por su padre… se busca a sí misma como madre, para nutrir a sus hermanitas menores, se busca como esposa para nutrir al hombre que la ama y la protege… en ambas búsquedas fracasa y se entrega entonces a su sueño de amor: el payanés.

Y uno de los aspectos, a mi juicio, más significativos de la obra es que todo este mundo, todas estas reflexiones/vivencias, toda esta totalización, nos llega a través de voces, evaluación y sensibilidades femeninas. La mirada de género se ha ido construyendo en Laura Restrepo a lo largo de todo su recorrido narrativo y en La Novia Oscura alcanza un primer momento muy importante. Este mundo posible,  es antes que nada un mundo de mujeres y para mujeres... desde un oficio eminentemente femenino, la prostitución,  se mira y evalúa el resto del mundo. Esta visión genérica, tiene que ver con la escogencia de un barrio de trabajadoras sexuales, como espejo  de Tora, porque como dice Marcela Legarde:
"El papel de la prostituta es en parte la exageración de las condiciones patriarcales de vida de la mayoría de las mujeres. La esposa como la prostituta es mujer objeto, pero su dependencia del hombre es directa, no pasa por el mercado" (12).
Las mujeres que vienen a La Catunga, traen consigo no sólo la exclusión, sino su mirada evaluativa sobre la sociedad, la mujer y el hombre.

No se trata a mi juicio, como en ocasiones se ha dicho, en una especie de acusación a la autora, de una exaltación de la prostitución, sino de una  mirada femenina, que va más allá de las evaluaciones morales y devela a la prostituta en toda su humanidad, historia, complejidad, subjetividad. No se puede hablar de exaltación porque la obra deja claro en todo momento que el camino hacia la prostitución es el camino del hambre, del abandono, de la exclusión, del desamor…

Después de esta novela, Laura Restrepo publica dos textos quizás más sencillos y de menos alcance, pero igualmente universos de ficción muy bien logrados. Se trata de dos obras muy diversas: La primera de un cierto aliento épico, quiere responder a una de las demandas más dramáticas de la sociedad colombiana, el desplazamiento masivo. La Multitud Errante, (2000) recoge el clamor de las multitudes errantes del país (13).

La autora se refiere a su obra, en estos términos:
"Es una novela corta sobre el desplazamiento. En Colombia hoy en día tenemos internamente más de dos millones de desplazados huyendo de un lugar a otro, tratando de encontrar un lugar dónde asentar la vida. Y ese, yo creo, es el gran drama del mundo contemporáneo... las hordas que andan buscando la tierra prometida. Es también una historia de amor, un hombre que anda buscando a una mujer que se ha refundido en el tráfago de la guerra y como trasfondo, todo el drama humano del desplazamiento" (14).

Aunque la novela es corta y su narración es ligera, el universo literario de Laura Restrepo, se amplia con la construcción colectiva de un sujeto social masivo que recorre las carreteras de Colombia, en busca de un hogar sustituto. Igualmente con la contundencia de dos de sus personajes centrales: La extranjera Ojos de Agua  (la narradora) y el líder errante, siete por tres. Cada uno desde su rincón del mundo tejen un destino que se libera en el amor.

El otro relato, más corto de tono lírico e intimista, es, El Olor a Rosas invisibles (15), una nouvelle que una vez más, pone al descubierto, la capacidad de la autora para desnudar el alma humana y sus caminos recónditos. Se trata de una historia de amor otoñal,  en la que la autora pone en juego a tres personajes: Ese ejecutivo, entrando a los sesenta, que siente que se le viene el tiempo y la vejez encima, su alter ego o su yo más íntimo (¿?) el narrador que nos presenta los acontecimientos y Eloísa que más bien llega como una sombra idealizada y en su ingenuo intento de revivir un pasado demasiado remoto.

El relato es ante todo una reflexión sobre el miedo a la vejez, personificado en este caso en un hombre que decide desestabilizar un poco su vida, en aras de alejar por unos días de su vida, la sombra de la vejez y de sus pérdidas. La autora, presenta a estos dos amantes, que se vuelven a encontrar después de muchos años de vidas separadas y paralelas, con una ternura cuidadosa que nos permite a los lectores hacernos sus cómplices en esta su última aventura.

Con DELIRIO (16), obra ganadora del premio Alfaguara 2004, la autora da un nuevo salto cualitativo. Con una narración extraordinaria, en la que por medio de la confrontación y complementación de un conjunto de voces y de puntos de vista, se teje y desteje la historia central, Laura Restrepo construye esta vez, un universo ficcional en el que colombianas y colombianas nos podemos mirar, descubrir y entender. En la obra se entrecruzan la historia de una familia: la familia Londoño Portulinus especialmente la de sus mujeres, con la historia de un país que se destruye y se enloquece a sí mismo. La locura, un tema que en ocasiones anteriores se había asomado a la obra de esta autora, se instala plenamente en el centro de la narración.

La lectura y descodificación de la novela puede abrirse en múltiples sentidos, entre los cuales es difícil escoger una sola dirección. La obra acerca y contrapone el mundo de la normalidad y de la locura, el de la vida cotidiana y las oportunidades perdidas, el de la ley del padre y la resistencia femenina, el de la fidelidad y la traición... el mundo subjetivo, íntimo y familiar; el social y el nacional. Nos encontramos de nuevo ante una obra abierta, en la perspectiva definida por Eco (17), cuya lectura puede transitar por distintos caminos.

El relato es llevado y desarrollado a partir de la historia de amor entre Aguilar  y Agustina. A través de los protagonistas y de los hechos que a su alrededor se gestan, los lectores tenemos acceso a diferentes ambientes sociales y dinámicas del país. Esta historia de amor que es la conduce la trama de la novela, nos muestra unos caminos de ternura y capacidad de sacrificio en Aguilar, ese hombre medio fracasado, cuya vocación por la literatura sucumbe ante las exigencias de la vida cotidiana.

El eje central de la obra, presenta a través de los corredores de la locura, la vida de una familia colombiana de clase media alta y a través de esta familia, la vida misma del país que se nos enloqueció entre las manos, sin que logremos encontrar o superar los hilos que condujeron a esa realidad. Agustina, víctima de una dolencia que los siquiatras llaman bipolar, cambia sus estados de ánimo, según se lo sugieren los juegos del tarot, el I Chig, o sus propias visiones.

La locura misma de Agustina está muy bien trenzada en la novela, esta mujer aislada en su delirio, nos evoca irremediablemente a esa otra loca  de la literatura colombiana, la protagonista de María entre los muertos de Magdalena Fetty de Holguín (18). El Delirio,  señalado por la Enciclopedia Nacional de Medicina, como una condición de confusión severa, que implica letargo o agitación, con interrupción de la atención, pensamiento desorganizado, cambios en la sensibilidad y percepción (19), es la puerta de entrada tanto al relato como a la protagonista. Los lectores y lectoras conocemos a Agustina, en medio de un de una de sus crisis,  pero llegamos a ella a través de otras varias miradas que nos van dando una información más completa de la dolencia y las circunstancias que la aquejan.

Aguilar, desesperado, no tiene otro remedio que decirse a sí mismo: Mi mujer está loca... Pero a su vez, no deja de pensar en la posibilidad de reencontrarla, porque: "Lo que pasa tía Sofi es que cuando Agustina está bien, es una mujer tan excepcional, tan encantadora, que a mí se me borran de la mente las demasiadas veces que ha estado mal". Cuando vemos/leemos/escuchamos que Agustina pasa sin solución de continuidad de la depresión a la euforia, comprendemos otros aspectos de su mal:
"Típicamente el paciente bipolar experimenta a lo largo de su vida periodos de salud y de enfermedad. La enfermedad la sufre en forma de episodios en los que, o bien su humor se exalta y el paciente se encuentra eufórico y con gran vitalidad (es lo que llamamos episodio maníaco), o bien se deprime y entristece, dando la sensación de estar falto de energía (entonces decimos que está sufriendo un episodio depresivo) (20).

A partir de este episodio de desajuste más fuerte que los anteriores, el relato rastrea los caminos que nos conducen hasta ese pequeño apartamento en el que esta mujer padece su calvario. Encontramos que Agustina está atravesada por varios legados como ella misma dice. Su tía abuela y su abuelo materno,  quienes terminan en el suicido, para calmar sus infiernos interiores.

Tanto en el caso de Isle, la tía abuela, como en el de Agustina, los aportes de Marcela Legarde, pueden de nuevo iluminarnos:
"Es evidente que las diversas locuras surgen como producto de las dificultades de los sujetos para vivir a partir de contradicciones no reconocidas como tales, y que los desbordan. Estas les imponen límites y restricciones y desde luego un sinfín de impedimentos para cumplir con aquellos deberes estipulados social e ideológicamente en los estereotipos de identidad.
Las dificultades para vivir en el marco de contradicciones no enunciadas, surgen también de la interpretación del mundo que asegura que la impotencia al cumplir con los ideales es responsabilidad del individuo frente a una sociedad, que hipoteticamente le da opciones. Los sujetos enfrentan crisis desestructuradoras también, cuando por su voluntad o sin ella indagan opciones diferentes a la norma, o cuando sobre sale en su particular modo de vida el lado negativo de su existencia" (21).

Uno de los núcleos de la narración, lo constituye el momento en que se desencadena en la protagonista esta crisis dormida, de raíces profundas. La escena en que su madre impone silencio y engaño ante las enormes contradicciones que atraviesan la vida familia, es una de las claves del rompecabezas de la obra. Cuando la tía huye de este escenario, alcanza a vislumbrar a Agustina de rodillas, quizás en lo que habría sido su primer escape ante la realidad que la atormenta y aplasta, pero ante la cual ella aún no es capaz de hallar una salida.  Su único cómplice, Bichi, su hermano menor, al romper el secreto ha cortado las posibilidades de continuar compartiendo la palabra y los secretos y con ello ha roto las posibilidades de discurso y comunicación en Agustina, la ha precipitado a la sin - razón.

Esta escena de la novela, que la narración parte en tres voces y/o puntos de vista, primero para dosificar ante la curiosidad del lector la información y segundo, para complejizarla, me resulta verdaderamente magistral. En la familia Londoño Portulinus, se ha vivido y se vive bajo la rígida Ley del Padre:  doble moral, engaños y autoengaños, ausencia de diálogo (que los abuelos suplen con sus diarios secretos), roles genéricos bien delimitados, sexualidad reprimida y ocultada. Esa ley del padre, va a cobrar sus arbitrariedades y atropellos, en casi todos los y las implicados en la vida familiar.

En ese momento cumbre, Bichi, el hermano menor (es decir, el que no es el heredero), el que no se adaptó... quiere restaurar las cosas, derrotando al padre en su vileza, en su injusticia y prepotencia, pero sobre todo en su engaño falaz. Este hermano menor, quiere restaurar el derecho de su madre, quiere develar los secretos que mantienen el poder, para establecer otras reglas de juego que sitúen a su madre en el lugar que le ha sido robado, por el padre y por el hijo mayor (el primogénito). Sin embargo es ella, la madre/mujer anulada y rota, la que exige continuar la vida bajo la ley del padre.

Cuando Eugenia impone silencio, se está derrotando a sí misma y a sus dos hijos menores, Agustina tiene conciencia de ello y sabe que es inútil, que no van a sellar el pacto con la madre:
"Debemos tener presente que el intercambio lingüístico no es reductible al intercambio entre hablantes, siempre es también intercambio - más o menos logrado, pero siempre buscado de algún modo- entre palabra y experiencia...
"La ética de la comunicación y otras operaciones introducen la ley  en un ámbito que por su naturaleza pertenece al orden simbólico de la madre... La palabra separada de su matriz se seca...
"De este modo el mundo decible en virtud de la lengua materna es sustituido por el mundo de la experiencia convencional,  decible según reglas convencionales... aquel está en correspondencia con la lengua viva y puede desarrollarse por sí mismo, mientas que este es fijo y sólo cambia cuando se tiene el poder de manipular sus reglas" (22).

En este momento clave, salen de la familia, Sofi y el Bichi, porque la ley del padre y del hermano mayor han triunfado definitivamente y los expulsa. Agustina permanece en la ambivalencia de convivir, ya sin refugio, en un universo que rechaza desde lo más profundo de su ser. En un universo que no acepta y que por tanto la empuja a la locura.

En los ires y venires de esta familia, encontramos igualmente las claves para entender mucho de lo que nos pasa como país y como sociedad. Esa doble moral que impone el silencio a los hijos que han querido romper la ley del padre y restaurar el equilibro, impone igualmente en el juego social que las familias de bien, mantengan sus tradiciones y costumbres, aunque estén sostenidas con un dinero de origen oscuro, del cual no es posible reconocer sus huellas: no importa de dónde provenga el dinero, lo que importa es que si es dinero del crimen, de la muerte, de la injusticia... esto permanezca en la sombra, en el secreto, oculto tras los grandes armarios de las haciendas del prestigio familiar.

El hermano mayor (el primogénito) es el encargado de continuar el orden, el elegido para perpetuar el apellido y las conquistas de la raza del padre. Los herederos de la locura que llegó de Alemania, los que han roto con las normas de conducta establecida: el homosexual y la loca... esos, igual que la tía transgresora, deben permanecer al margen y en silencio, de lo contrario deben ser expulsados. No es ni siquiera problema de actuaciones, es problema de palabra, es la ley del silencio la que se impone. Y con el silencio, el sin sentido. Por ello - como los colombianos y colombianas - la expresión de Agustina es delirante... y el delirio, uno de los personajes de la novela lo dice claramente, no tiene memoria. A Agustina y al Bichi se les ha robado su palabra y para recobrarla, él se va del país y ella se refugia en una palabra pronunciada desde la locura, una palabra delirante.

Agustina, no puede romper con su padre, está presa - cautiva  de él.  La niña, se pasó mendigando la atención paterna y su vida giraba en torno a la hora nona en la cual él le concedía la gracia de llevarla a acompañarlo a cerrar la casa. Esto va logrando en la protagonista una división aberrante entre el adentro y el afuera: El adentro, es el refugio en los brazos del padre (nunca de la madre) y el afuera es el horror multiplicado:
"Va creciendo el número de los seres dañinos contra los que debemos protegernos, los leprosos de Agua de Dios, los fancotiradores del nueve de abril, los estudiantes con la cabeza rota y llena de sangre, y sobre todo la chusma enguerrillada que se tomó a Sasaima y que mato al abuelo Portulinus madre ? Al abuelo Portulinus lo mató la chusma ?" (23).

En la conciencia de la niña, las enfermedades infecto contagiosas, las desgracias familiares y los conflictos sociales del país, se mezclan y confunden, retroalimentándose y causándose mutuamente... generando igualmente confusión en la salidas posibles o imposibles. Las imágenes se mezclan igual a cómo se mezclan en la televisión de hoy, sin que se puedan establecer los necesarios límites.

El cautiverio de Agustina respecto a su padre, se pone en evidencia principalmente en su primera juventud, en la cual, la búsqueda de hombres está ligada directamente a la consecución de la atención paterna. Ella conoce infinitas velas (en su propia expresión), haciendo tiempo para lograr el enojo de su progenitor. Cristiane Olivier, nos da pistas certeras en los estudio Los Hijos de Yocasta, para comprender la evolución de esta adolescente/joven:
"La falta de la mirada paterna en los primeros tiempos parece inscribirse en la niña en forma de angustia sexual, como duda identificadora siempre a colmar, siempre a reparar, mediante otra mirada en la edad adulta.
Qué mujer sería capaz de pretender que le resulta indiferente la mirada que se  posa sobre ella ? Ya sea percibida  como estructuradora o como aniquiladora, la mujer logra muy difícilmente sustraerse al orbe de la mirada externa, en particular la del hombre" (24).


Qué nos dice al final la obra, sobre el destino de la gentes que habitan o habitamos, este universo delirante ? Cuando la protagonista regresa de su delirio aparentemente olvida todo lo que ha ocurrido durante él, la pregunta de los lectores es: ella nos ha acompañado por ese recorrido por su vida e infancia, por los diarios de los abuelos ? Su conversación con el Midas McAlister, es un indicio de que ella ha realizado el recorrido completo ? En este sentido la propuesta novelística permanece abierta... la corbata roja podemos percibirla como un signo de esperanza ? o su dolencia cíclica terminará por sumirla en una locura definitiva ?

Por otro lado, Aguilar constituye otra propuesta en este cuadro de caminos cerrados. Aguilar renuncia incluso a su propia vocación y profesión, para entregar su vida a cuidar a Agustina, desde el amor y la ternura. Aguilar teje su vida cotidiana desde una opción de solidaridad radical, como otros personajes de las novelas de Restrepo. En ese mundo en el que Midas McAlister nos lleva a la sin salida del país y en el que Agustina nos lleva igualmente a los callejones sin salida de nuestra locura social, Aguilar se la juega toda y se empeña, en una espera de la salida definitiva de las sucesivas crisis.

Con este protagonista, Restrepo logra construir esa propuesta de amor totalizador, que le preocupa –como ella misma lo ha expresado- construir al interior de sus mundos novelísticos:
Una novela que yo admiro es la historia de amor en La Muerte del Estratega, de Alvaro Mutis. Leyendo La Muerte del Estratega, como también otras historias de amor, como también otras historias de amor que conmueven a los largo de la historia de la literatura, se puede deducir otro elemento clave: el amor es un asunto de vida o muerte, de lo contrario es débil como historia. Es decir, o se ama o no se ama, y si se ama, la vida es posible, y si no se ama, es la muerte. Lo que está allí, es el todo por el todo y el sentido mismo de la existencia. Es el hecho de poder amar, lo que define que la existencia tenga o no sentido (25).

Ese amor loco de Aguilar por Agustina, amor sin horizontes claros porque la inestabilidad de el objeto de amor,  no permite pensar en ninguna salida, sólo podía tener un final cursi, como es el detalle de la corbata roja. Porque en este cuadro final de DELIRIO, Laura Restrepo logra poner en acto, su particular concepción de los cursi:
“Qué es la cursilería ? Lo contrario al buen gusto. La cantidad de cosas que la gente hace por ser de buen gusto y no ser tachada de cursi y de loba es infinita. Es mucho lo que se sacrifica en ese intento por el buen gusto. Me da la impresión de que en este principio de siglo, unas de las víctimas principales de los que tanto se preocupan por no incurrir en el mal gusto son el entusiasmo y precisamente el amor. Parecería que cualquier cosa que suscitara un exceso de creencia, de esperanza, de pasión, cualquier cosa que nos entusiasmara , cualquier cosa que nos llevara a decir “yo creo”, “yo estoy convencido”, “yo amo”, automáticamente queda considerada de mal gusto. Entonces esa categoría de lo cursi, del mal gusto, me parece pavorosa… Pienso que hay que tener los ojos abiertos y estar alerta para no dejarnos ganar por todo el descreimiento que viene detrás de esta pose de buen gusto” (26).

En estas palabras, hechas conversación en el año 2004, el mismo en el que Laura Restrepo publica DELIRIO,  ponen de manifiesto, que con Aguilar,  la autora, constructora de la propuesta de un mundo social, quiere encarnar su preocupación (obsesión ?), por una pasión que dé sentido a la vida.

Aguilar se convierte al interior del caos, en una propuesta de esperanza, en una luz al otro lado. Laura Restrepo ha logrado con esta novela, no sólo una magnifica literatura en la cual el placer de leer se intensifica, sino una parábola que nos ayuda a comprendernos, atrapados y atrapadas como estamos en tantas redes invisibles que no permiten nuestro acceso a una palabra reveladora de sentidos y horizontes. Una palabra que puede guiarnos en medio de la oscuridad, hacia una cultura diferente y alternativa.







 NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA.


(1)  He realizado una lectura más amplia de este texto en:
       GUERRAS Y PAZ EN COLOMBIA. LAS MUJERES ESCRIBEN
       Premio Casa de las Américas 2004
       Edición, Casa de las Américas – La Habana 2005

(2) Diddier Anzieu y Jacques-Yves Martín:
      LA DINÁMICA DE LOS GRUPOS PEQUEÑOS
      Editorial Kapeluz, Buenos Aires – 1971 (Pág. 91)

(3)  Weildler Guerra Curvelo:
      LA LEY EN LA SOCIEDAD WAYUU,  La disputa y la palabra
       Premios Nacional de Cultura, Bogotá 2001  (Pág. 111)

(4)  Laura Restrepo:
LEOPARDO AL SOL
Norma, Bogotá 2000 (Tercera Edición) (pág. 23)

(5)  Obra citada (Pág.

(6) Laura Restrepo:
DULCE COMPAÑÍA
Norma, Bogota 1999 (Segunda Edición) (Pág. 46)

(7) Mario Vargas Llosa:
GARCÍA MARQUEZ, HISTORIA DE UN DEICIDIO
Barral Editores, Barcelona 1971 (Pág. 479)

(8) Umberto Eco, LECTOR IN FÁBULA

(9 ) Laura Restrepo:
LA NOVIA OSCURA,
Norma, Bogotá 1999 (Pág. 157)

(10) Umberto Eco:
DE LOS ESPEJOS Y OTROS ENSAYOS
Lumen, Barcelona 1988 (Pág. 19)

(11) Ernesto Sábato, entrevista con Fernando Alegría, en:
 LOS NOVELISTAS COMO CRÍTICOS
 Fondo de Cultura Económica de Méjico, 1991 (Pág. 589)

(12) Marcela Legarde:
LOS CAUTIVERIOS DE LAS MUJERES, Madresposas, monjas, putas, presas y locas.
Universidad Nacional Autónoma de Méjico, Méjico 1997 (Pág. 587)

(13) Laura Restrepo:
       LA MULTITUD ERRANTE
       Planeta, Bogotá 2001

(14) Juan Fernando Merino:
        LAURA RESTREPO O LA INDAGACIÓN PERMANENTE
        Entrevista con la escritora, Manhattan - Cronopios - Agencia de Prensa
        Mayo de 2003

(15) Laura Restrepo:
OLOR A ROSAS INVISIBLES
Editorial Suramericana, Buenos Aires - 2002

(16) Laura Restrepo:
DELIRIO
       Alafaguara - Madrod 2004

(17) Umberto Eco:
  LA OBRA ABIERTA,
  Ariel, Barcelona 1984

(18) Magdalena Fetty de Holguín:
  MARÍA ENTRE LOS MUERTOS
  Editorial Antares, Bogotá 1964

(19) Datos tomados de:
  Enciclopedia de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estado Unidos y   los Institutos Nacionales de Salud
  Pagina WEB

(20) Consejo de la Generalitat Valenciana:
  EL TRASTORNO BIPOLAR, UNA GUÍA PARA FAMILIARES Y PACIENTES,  Página 13
  Valencia - España (Sin fecha).

(21) Marcela Legarde:
LOS CAUTIVERIOS DE LAS MUJERES, obra citada (Página 700).

(22) Luisa Muraró:
  EL ORDEN SIMBÓLICO DE LA MADRE, (Página 79)
  Editorial horas y HORAS - Madrid, 1994

(23) Laura Restrepo: DELIRIO, citada.

(24) Christiane Olivier:
  LOS HIJOS DE YOCASTA, LAS HUELLAS DE LA MADRE
  Fondo de Cultura Económica - Méjico 2004

(25) Laura Restrepo y Rosa Montero, UNA DE LAS VÍSTIMAS DE ESTOS TIEMPOS ES EL AMOR. LO QUE NOS ENTUASIASMA RESULTA CURSI,  Conversación. En:
        GRANDES CONVERSACIONES, GRANDES PROTAGONISTAS.
        Selección y Edición  de María Elvira Bonilla
        Grupo Editorial Norma, Bogotá -2005 (Pág. 110)

(26) Obra citada, (Pág. 113)

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